El director del medio digital Cubadebate, además de presentador del espacio televisivo oficialista por excelencia, Mesa Redonda, y una de las principales figuras periodísticas cuando se trata de los mensajes gubernamentales, Randy Alonso, se atrevió a cuestionar públicamente algunas decisiones del Gobierno tomadas como parte de la llamada eufemísticamente como ‘Tarea Ordenamiento’, que no es más que la desaparición del CUC del ámbito monetario en la isla y la regulación de una sola tasa cambiaria para el sector privado y estatal.
Sumando a la calificación de “entuertos” que el periodista utilizó para referirse a algunas de las consecuencias de la implementación del proceso de unificación monetaria, impactó su declaración sobre el rechazo que muchas entidades del Estado, que debieran seguir aceptando el CUC hasta julio de 2021, le hacen a esta moneda actualmente, cuando deberían seguir aceptándola durante los próximos seis meses.
Un artículo que publicó este lunes en el portal digital que dirige evidenció su descontento con la forma que se están aplicando en la isla las nuevas regulaciones económicas pues, en este caso específico, dichas entidades deberían continuar aceptando pagos en CUC y dando vueltos en CUP, lo que no siempre sucede.
Se suponía que, en consonancia, las entidades estatales que operaban en las dos monedas de curso legal hasta el 31 de diciembre, continuarán hasta julio 2021 aceptando pagos en CUC y realizando los vueltos únicamente en CUP. Pero la realidad ha sido distinta”, escribió en un artículo publicado este lunes en CubaDebate.
Resaltó que este portal noticioso ha recibido “numerosas quejas” alegando que instalaciones de las cadenas de tiendas Caracol, Palmares y ARTEX o servicentros de CUPET han prohibido a sus trabajadores el pago de CUC en sus establecimientos, lo que provoca una congestión en bancos y Casas de Cambio (CADECA), cuando estas debían ser facilitadoras en este proceso.
“¿Valoración económica y financiera correcta o camino más fácil?”, se preguntó.
Randy se refirió, además, a las múltiples quejas de la población al respecto de los nuevos precios de productos y servicios estatales, con especial énfasis en los correspondientes a la heladería Coppelia, la sucursal de La Habana en específico.
Luego de haber sido restaurado, el Coppelia reabrió sus puertas en 2019 con una declaración de accesibilidad para los trabajadores cubanos, y estos precios, que fueron multiplicados 7 veces, no lo demuestran. El porqué de este caso y otros causantes de opiniones desfavorables, en opinión del propio Alonso, «amerita una reflexión mesurada”.
Un reajuste ha sido necesario, a pedir de la presión ciudadana, lo que ha manifestado un leve decrecimiento en las tarifas del gas licuado, la electricidad, los precios de la propia heladería y los de las entradas a centros recreativos, pero tampoco alivia el peso que los cubanos llevan sobre los hombros.
Incluso, muchos de los productos que el estado ofrece por la libreta de abastecimientos se han quedado varados en las bodegas debido a los altos e impagables precios para un sector muy amplio de la isla.
