El cubano Miguel Ramírez, el tercer paciente habanero en ser dado de alta médica al enfrentar y ganar contra el nuevo coronavirus Sars-Cov-2, contó durante una entrevista los pormenores de lo que experimentó en carne propia debido a la enfermedad y como logró escapársele a la muerte a sus 65 años.
«Me le escapé a la Muerte… Pensé que no vería a mis nietos crecer y que no llegaría a mi cumpleaños este primero de abril. Ahora voy a vivir mi vida con fuerza y ganas», comentó.
Ramírez, quien trabaja como encargado de garantizar la eficiencia del parque automotor de la Empresa Distribuidora de Medicamentos ENCOMED, nunca pensó que su edad renacería como el ave Fénix.
«Mi hija vino de Milán, Italia. Entonces ella tenía infección en un riñón; fuimos al consultorio médico, le hicieron análisis y lo que le dio fue la enfermedad que tenía. Al verme estornudar me llevaron para hacerme las pruebas y, gracias a la vida, me descubrieron que hacía un mes tenía Neumonía y no lo sabía, así llevaba trabajando con mareo y fatigas”, recordó Ramírez.
“Me pusieron en observación y ya como estaba débil, los anticuerpos estaban trabajando en otro lado, tenía partes vulnerables, me contagie de coronavirus; lo que pasa que yo soy fuerte y con el tratamiento y la atención que me dieron me salvaron la vida», agregó este cubano, quien no quiso dejar de agradecerle a los que estuvieron día y noche velando por su salud.
«Los médicos de aquí, de Cuba, son profesionales de verdad. En el Hospital Militar Dr. Luis Díaz Soto todos los médicos, enfermeros, personal de limpieza, pantristas, como esa gente no hay nadie, me atendieron como si fuera familia, la verdad”, añadió.
Con respecto a si sintió miedo en algún momento, Ramírez confesó que su mayor temor era que su hija fuese la infectada, pero que cuando se enteró que había salido de la enfermedad, se dijo para sus adentros que ahora lo que tocaba era vivir.
Al haber experimentado en sí mismo los efectos de la enfermedad, Ramírez se pronunció sobre las personas que no hacen consciencia sobre la situación actual y sobre los efectos que pueden tener sobre ellos mismos y sus familiares.
“Yo he visto en las calles todavía a muchachos, hombres mayores sin el nasobuco puesto, eso no se hace. Es gente que no quieren a nadie, ni a sus hijos, madres, familiares, a nadie. Las atenciones médicas hay que agradecerlas toda la vida y es que no tengo palabras para hacerlo. Al pueblo de Cuba le digo que cooperen y que hagan todo lo que está establecido en la Ley, porque desgraciadamente yo la pasé y me le fui a la muerte, pero todo el mundo no tiene la misma facilidad para enfrentar esta enfermedad», terminó recomendado este cubano, que ya pasó lo peor y solo le quedan abrazar bien fuerte a su familia.
