La producción de tabaco cubana está pendiendo de un hilo gracias a los muchos esfuerzos del Gobierno del país por acabar de destruirla. Obviamente, la intención no ha sido negativa, tratándose del renglón agroindustrial más exportable de Cuba, pero la realidad es que la breve labor de Marino Murillo Jorge al frente del Grupo Empresarial de Tabaco de Cuba (Tabacuba) ha dejado mucho que desear.
Si bien el rendimiento de la producción ya iba por mal camino, con tres incrementos en los precios este año y una marcada escasez, al antiguo zar de las reformas económicas que llevó a cabo el Gobierno le hará falta un milagro para salvar su pellejo luego del desastre que se avecina.
La inconformidad persiste entre los productores, y la exportación del tabaco está prohibida para el sector privado. Por ende, los vegueros solo tienen dos opciones: seguir vendiéndole sus cosechas al grupo empresarial del Estado o abandonar la actividad, por la que se han decidido algunos tabacaleros del municipio holguinero de Mayarí.
«Es una gran estafa. Este año cogí el mejor tabaco en comparación con años anteriores y terminé con pérdidas. Lo peor es que sabemos dónde están los problemas. Lo decimos por los canales establecidos y la empresa se lava las manos», dijo con indignación Janner Ramírez, un productor con 15 años de experiencia en esta labor.
«Empezando porque en casa el tabaco me pesó 15 quintales y en la empresa solo 13. Y la calidad no estaba mal, porque el muestreo que ellos mismos hicieron no presentó los problemas que después dicen. Y cuando me lo pagan es una basura, apenas 35.000 pesos. Si la cosecha me costó 40.000 pesos, cuando descuenten los impuestos, tengo más de 6.000 pesos de pérdidas. Así no se puede, es una trampa. Esto anda mal», expresó.
Por otra parte, los «precios injustos y la inseguridad del tabaco en la empresa, donde ocurren robos» son las razones por las que Alexander Ramírez alertó que reducirá a un tercio su siembra de este año, y así planteó la inconformidad en la asamblea de asociados de su cooperativa Desembarco del Granma.
Con el aumento del rigor en el proceso de selección de capas, Gregorio afirmó que es «casi cuestión de suerte coger buen dinero», pues muchas veces depende de en qué momento le toque a cada veguero tasar su cosecha en la empresa, y «lo peor es que a la empresa no le importa» o le achaca las culpas a los productores.
«A nadie le importa de qué vamos a vivir si no hemos ganado nada con el tabaco. Es un robo, no tiene otro nombre. Yo me siento como si me hubiese levantado por la mañana y los ladrones me hubieran vaciado la casa», concluyó, visiblemente alterado.
La desestimulación parte de que, además, plantean sus inquietudes, exigiendo a los directivos de Tabacuba a nivel municipal que se elevaran sus reclamos al nivel superior en la capital del país, pero la respuesta siempre es negativa, pues ese es «el mecanismo de pago de la empresa».
Sin embargo, en agosto pasado el Grupo Temporal de Trabajo de la Tarea Ordenamiento otorgó a la empresa la facultad de conformar y rectificar precios del tabaco, tanto del acopio como de la cadena productiva.
La empresa exporta tabaco a 152 países, y se conforma de 45 entidades estatales, tres mixtas (Habanos S.A.; Internacional Cubana de Tabacos S.A. y Brascuba Cigarrillos S.A.), una sociedad mercantil y el Instituto de Investigaciones del Tabaco, etc.
