El mundo ha prestado especial atención en los últimos tiempos al caso de Mavys Álvarez, la cubana que entabló con solo 16 años una relación de pareja con la fallecida leyenda del fútbol Diego Armando Maradona, y es que su relato dejó muchas cuestiones inconclusas.
Muchas han sido las altas esferas políticas en el mundo que se han preguntado cuánto conocimiento y cuánta responsabilidad mantuvo la cúpula de poder cubana sobre estos delitos.
Es evidente que sobre el asunto sabían al menos los agentes (y sus correspondientes órganos de inteligencia policial) que custodiaban a Maradona durante su estancia en la exclusiva Clínica Internacional «La Pradera» en La Habana, y, como en buena república bananera, se presume que estos oficiales y sus superiores estaban compinchados en la gestión de ocio y placer que demandaba el argentino.
Álvarez aseguró en más de una entrevista que el propio mandatario Castro facilitó aviones para que el futbolista viajara con la adolescente a la Argentina sin el consentimiento de sus padres.
La propia entrevista exclusiva que Mavys concedió al periodista Mario J. Pentón, del canal de Miami América TeVé, incluía el relato de un encuentro suyo con Fidel Castro.
Álvarez contó que la primera vez que conoció a Castro, este le pasó el brazo por encima de sus hombros y le preguntó a Maradona en tono jocoso que cómo había conocido a una chica tan bonita, a lo que Diego pidió (en una actitud medio celosa, medio de broma) que la dejara de tocar.
Mavys Álvarez y muchísimas otras fuentes han asegurado que Maradona se vio envuelto en múltiples casos del tipo.
Desgraciadamente, la edad de Álvarez por aquel entonces no sirve del todo para imputar cargos penales contra la estrella del fútbol y contra los presuntos cómplices, pues el Código Penal cubano precisa que la víctima debe tener menos de 16 años de edad para que el delito se tipifique como tal.
Pentón indicó que Maradona y Mavys se conocieron el 1ro de septiembre del año 2000, cuando ella ya había cumplido los 16 años de edad y Diego estaba a punto de cumplir 40. Además, en aquel momento Maradona estaba oficialmente casado con Claudia Villafañe, la madre de sus hijos reconocidos.
Sin embargo, Mavys ha admitido que Maradona la estaba acosando desde mucho antes.
Debido a esto, la única manera legal que existe para investigar este caso es implantar una denuncia por el delito de corrupción de menores contra todos los involucrados en la relación entre la cubana y el argentino.
A partir del Artículo 123 de la actual Ley de Procedimiento Penal (LPP) cubana, la Policía tiene la obligación de iniciar un expediente investigativo de todo hecho presuntamente delictivo en que se desconozca el o los autores, teniendo la responsabilidad de esclarecer el hecho y de determinar, identificar, buscar y capturar a los criminales.
Si este proceso se llevara a cabo y Maradona y sus cómplices resultaran identificados como culpables de corromper a una o a varias menores de 16 años de edad durante sus estancias en Cuba, entonces se deberá radicar una denuncia amparada en el artículo 116 de la LPP.
Antes de iniciada la investigación, el caso también debe cumplir con el pre-requisito de no haber sufrido prescripción de la acción penal; o sea, que no hayan transcurrido 25 años desde producidos los hechos.
De oficializarse la responsabilidad sobre el delito de corrupción de menores, los sancionados recibirían condenas de hasta 15 años de privación de libertad, de acuerdo con el Artículo 310 del Código Penal.
Además, el Artículo 18 del Código Penal refiere que reciben igual sanción tanto los autores que cometen las acciones por sí mismos, como los que «cooperan en la ejecución del hecho delictivo mediante actos sin los cuales no hubiera podido cometerse».
De este modo, tanto los órganos de inteligencia cubana asignados al deportista, como Carlos Ferro Viera (empresario y amigo cercano de Maradona) y uno de los salvavidas cubanos empleados en el hotel, son igualmente culpables por este delito, dado que todos conocían y apoyaban los encuentros de Diego con Mavys.
El socorrista, de hecho, fue quien convenció a Álvarez de entrar por vez primera al hotel de Varadero donde se alojaba Maradona para que se reunieran, habiendo pactado la situación previamente con el futbolista.
Por supuesto, Fidel Castro quedaría como uno de los principales implicados, conociendo perfectamente sobre el delito y apoyándolo.
Un caso vinculado a este ángulo legal viene avanzando en Argentina desde la semana pasada porque la ONG Fundación por la Paz y el Cambio Climático presentó una denuncia referente a Mavys. La organización explicó que la adolescente cubana pudo haber sido víctima de trata de personas cuando fue trasladada a Argentina (delito en el que también se vio involucrado Castro por autorizar la salida del país, un requisito obligatorio en esa época).
Álvarez declaró ante el Juzgado Federal N°10 de Buenos Aires que se debe investigar «la conducta de los funcionarios de la Dirección Nacional de Migraciones» de ese país, pues permitieron su tránsito cuando era menor de edad, viajaba totalmente sola y no contaba con documentación suficiente para hacer dichos cruces.
Aunque muchos de los presuntos autores y cómplices ya no residen en Cuba o en Argentina o están muertos, pueden ser objetivos de una investigación penal.
Se conoce que la camarilla de Castro tuvo vía libre durante décadas para cometer los delitos que quisieran y quedar totalmente impunes, y hasta involucrar a altas figuras y organismos extranjeros. La total supremacía castrista, la falta de tecnologías y la represión de los derechos humanos en la isla evitaron la exposición de viles crímenes por medio siglo.
