El youtuber e influencer cubano Alain Lambert, mejor conocido como Paparazzi Cubano, retomó este miércoles su programa a través de las redes sociales, luego de haberlo suspendido temporalmente por presuntas amenazas del Gobierno de Panamá que le condicionó su solicitud de asilo a que estuviera sin hacer críticas al gobierno cubano durante al menos los próximos seis meses.
«Me pusieron una cláusula de no transmitir durante 6 meses», dijo el Paparazzi hace una semana, mencionando que más que un estatus legal, ahora lo que él necesita es protección para sí mismo y para sus familiares.
Según las declaraciones de Paparazzi cubano, su seguridad y la de su familia corre peligro, ya que asegura que el Gobierno cubano está moviendo sus influencias para involucrarlo en casos criminales, incluyéndose la orden de poner una bomba en un Mall de Panamá, lo cual consideró “descabellado”.
De igual manera informó que, aunque está obligado a permanecer en silencio porque su solicitud de asilo está en trámites, abrirá cada día una línea telefónica para que los cubanos denuncien lo que pasa en la Isla.
“Mi voz es la voz del pueblo y mi voz no puede ser silenciada porque miles de cubanos hablan a través de mis plataformas”, dijo el influencer unos minutos antes de dar paso a llamadas de denuncia hechas desde Cuba o desde el exterior. Incluso se puso una cinta adhesiva en la boca para formalizar su silencio obligatorio.
Con respecto a su situación personal, aseguró que ayer recibió una llamada de un funcionario del Ministerio Público en relación con una denuncia penal interpuesta en su contra, de la que prometió dar más detalles próximamente.
El influencer considera que el Gobierno cubano pretende utilizarlo a él como conejillo de indias, para de esta forma demostrar los peligros que supone el activismo en las redes sociales.
“Está mandando un mensaje a los cubanos en todo el mundo, dando a entender que lo que me puede pasar a mí le puede pasar a ustedes”, indicó, e hizo referencia al Decreto Ley 35, del que dijo que es una ley mordaza por excelencia, ilegal, que trata de silenciar no solamente al cubano de la isla sino también al que está fuera.
