El diario estatal Tribuna de La Habana adelantó el 25 de julio la creación de 47 Mercados Agropecuarios Estatales «de nuevo tipo» en la capital cubana. En esa misma jornada se inauguró uno de ellos, en la Villa Panamericana, del municipio Habana del Este.
Los ensayos de venta en el agromercado de la Villa Panamericana habían comenzado desde el mes de junio, incluso cuando la noticia oficial fue publicada 12 días después de las manifestaciones que el 11 de julio sacudieron varias localidades del país.
Fulgencio, un vecino de la zona, comentó que convirtieron un agro maltratado por el años de falta de mantenimiento «en algo bonito». «Repararon, ampliaron, pintaron, pusieron una cerca perimetral y todo eso en menos de un mes», narró.
Según Fulgencio, la nueva apariencia del agro hizo pensar que el barrio tendría «buenas ofertas» y que estas «alcanzarían para todos».
Dora, esposa de Fulgencio, resaltó que los trabajadores del agro dijeron «que se especializarían en vender huevos de gallina y de codorniz», pero rápidamente la noticia llegó a otros municipios, por lo que las colas se hicieron interminables desde antes de abrir. La venta no está limitada a los residentes de Cojímar y la Villa Panamericana, por lo que allí legan personas de San Miguel del Padrón, Regla, Alamar y hasta del Cotorro a comprar.
La administración del mercado agropecuario, de acuerdo con el testimonio de Dora, garantizó la repartición de pretickets el día previo a cada venta, y que los turnos se entregarían el mismo día a las 7:00 am. Sin embargo, durante todo el mes de ensayo estas medidas funcionaron de forma irregular.
Incluso en días en que no se vendió nada, hubo largas colas. Pese a haber marcado a las 6:00 am y no haberse movido del lugar, muchos vecinos no alcanzaron a comprar huevos el 29 de junio, último día de ensayo.
Una joven agregó que había coleros que marcaban varias veces, y trabajadores que vendieron cartones por su cuenta.
Carmen, madre de dos hijos, aseguró que la policía llegó a acusar a los presentes del desorden, y dijo que uno de los agentes «fue capaz de empujar incluso a una señora de avanzada edad». Añadió, frustrada, que no sabe cómo todavía «quedan personas que defienden esto», cuando tuvo que dejar a sus niños con la abuela y su esposo tampoco alcanzó a comprar pollo en una tienda cercana.
El día de la inauguración, el 25 de julio, las dificultades diagnosticadas en los ensayos parecieron haberse resuelto, y se vendieron patos y gallinas enteros. Prometieron que para el día siguiente venderían carne de conejo y de carnero, pero esa carne demoró más de una semana en arribar al agro, y con ella volvieron el desorden y los maltratos.


