Decenas de familias cubanas viven albergadas en una antigua escuela en La Habana en condiciones de abandono

La Escuela «Solidaridad Latinoamericana», la que un día fue una institución educativa especializada en menores con problemas de conducta, lleva albergando a familias sin vivienda desde hace más de un quinquenio, dando techo a personas del municipio Arroyo Naranjo (al que pertenece el reparto Las Guásimas, donde está ubicada) y de Centro Habana fundamentalmente.

Más de un centenar de habitantes permanecen en la apartada edificación, donde la gran parte la constituyen madres con 3 hijos (a excepción de las varias que tienen 5 o 7) y donde casi la mitad de los convivientes son menores de edad.

Marelys Ponce, quien reside allí junto a sus 4 hijos, asegura que las condiciones en las que se mantienen en el inmueble son casi inhumanas, pues el agua de la cisterna está contaminada, los vasos sanitarios tienen estropeados los mecanismos de desecho y están invadidos por la mugre y la costra de años sin recibir limpieza ni mantenimiento, las paredes evidencian filtraciones y manchas de humedad, la comida que les sirven casi ni es comestible (sobre todo porque muchas veces llega en avanzado estado de descomposición), etc.

Ponce se refiere a su situación como vivir «como animales abandonados», a lo que hay que sumar que, debido a las pésimas condiciones higiénico-sanitarias, que la capital cubana se ha visto invadida por la sarna (escabiosis) y que la red de farmacias estatales se encuentra totalmente desprovista de medicamentos para combatirla, se ha creado un brote de esta enfermedad dermatológica en la instalación desde hace varios meses.

Ivanka Llorens, otra resistente, alega que los médicos les han comunicado que su contagio se debió a su contacto con los perros callejeros que merodean por el lugar. También asegura que muchas de ellas no tienen cama y se ven obligadas a dormir en el piso.

Las mujeres se dedicaron a manifestarse en contra de las pésimas circunstancias en las que viven y bloquearon la carretera más cercana con sus pocas pertenencias el 1ro de febrero en señal de protesta.

El presidente del Gobierno municipal de Arroyo Naranjo y agentes de la Policía acudieron al lugar debido al ruido provocado por los calderos y los gritos de auxilio.

Otras de las madres que vive en el albergue improvisado, Yamira Atalay, se quejó de las promesas de ayuda que hicieron, pues la única medida que tomaron fue la poda superficial de la maleza. Dijo que siguen en las mismas condiciones, sin profesionales de la salud cerca, ya que la posta médica más cercana se encuentra a casi 3 km de distancia y no hay posibilidades de transporte durante la noche, por lo que los casos de emergencia no tendrían atención urgente.

Gran parte de los 104 albergues que están ubicados en La Habana se encuentran en pésimas condiciones estructurales y el número de ocupantes los tienen colapsados. A la mayoría de sus habitantes les fue prometido una reubicación rápida por parte de las autoridades, algo que no se ha cumplido para muchos, quienes han llevado a veces décadas esperando.

Una protesta similar fue protagoniza por los residentes del complejo de albergues de Bahía-Plaza, localizado en el municipio de Habana del Este, a principios de año. La demanda era simple: recibir viviendas y, por supuesto, en mejores condiciones que en las que estaban, pero la manifestación fue apaciguada con más de promesas de pronta reubicación.

Una madre, envuelta en llanto, dijo que se sienten abandonados por el Gobierno y a nadie le importa la situación llena de vicisitudes por la que atraviesan desde hace mucho tiempo, por lo que aclaró que lo único que piden es vivir como personas dignas y que se reconozca su malestar.