Un equipo médico cubano extirpó con éxito un tumor en el pecho que complicaba funciones vitales a una bebé de 49 días, informaron este lunes medios oficiales.
La intervención que salvó la vida de Annalie, que llegó a sufrir un paro cardíaco a causa del teratoma, supuso un «hito de la medicina cubana», según el medio digital oficial Cubadebate.
El problema se descubrió cuando la paciente llegó al hospital infantil José Luis Miranda de Villa Clara (centro del país) por un posible contagio por COVID-19. A las pocas horas el resultado del PCR confirmó aquellas sospechas. Annalie no estaba contagiada por el nuevo coronavirus, pero algo no iba bien.
Diversas pruebas, de rayos X a un ecocardiograma y un ultrasonido, evidenciaron que la bebé tenía un teratoma que «comprimía estructuras vitales como el corazón, las vías respiratorias y los grandes vasos sanguíneos ubicados en el centro del tórax».
Se trataba de «un tumor benigno que por la compresión que realizaba sobre órganos vitales se comportaba como maligno», resumió el cirujano neonatal y jefe de ese servicio para el centro de Cuba, Abel Armenteros.
Enseguida los doctores comprendieron que Annalie no podría vivir con aquel bulto bajo el pecho, pero descubrieron la magnitud del problema cuando allí mismo, mientras le realizaban otros estudios, sufrió un paro cardíaco. Entonces se trastocó el tiempo para todos. Entubarla, acoplar aquel cuerpecito a un respirador artificial, sedarla, y en medio de todo eso, lidiar con la incertidumbre de qué hacer.
El equipo médico local fue reforzado con dos especialistas del Centro Nacional de Cardiología y Cardiocirugía Pediátricas William Soler, encabezados por su director, el Dr. Eugenio Selman-Housein -ya que trasladar a la paciente era demasiado riesgoso- y la menor fue intervenida de urgencia. Hasta ese momento, en Cuba no se tenían reportes de una operación de este tipo en pacientes neonatales. Era el éxito o la muerte.
Para la madre, Lisyanet Marrero, no fueron horas sencillas. “Los médicos me hablaron muy claro. Mi niña podía incluso morir en el trayecto entre la sala y el salón, pero siempre me dieron ánimos. Me dijeron que en cuanto llegaran los especialistas de La Habana, haríamos la operación. Eso no demoró ni siquiera un día”, apunta.
Mientras, para el Dr. Abel Armenteros, jefe del amplio equipo que asumió la compleja cirugía, la hora y media dentro del salón significaron un reto inmenso. Según cuenta, cuando llegaron al tumor comprobaron con sus propios ojos todo el peligro que ya alertaban desde los exámenes previos: la masa ya desplazaba al corazón y comprimía otras estructuras vitales.
La operación, de hora y media de duración, se culminó con éxito y el complejo postoperatorio, con antibióticos y «cuidados extremos» en la sala de terapia intensiva evoluciona favorablemente.
Según recoge el diario oficial Granma, el director del hospital infantil, Jesús Sánchez Pérez, aseguró que la evolución de la bebé, quince días después de la intervención, es «muy positiva».
