«Mi mamá quería que fuera universitario, como ella, pero ya se dio cuenta de que eso no da nada. ¿Para qué? Te quemas las pestañas una pila de años y luego lo que ganas no te alcanza para nada. La mejor opción es irse como sea», dijo a DIARIO DE CUBA Iroídes, un joven holguinero que apenas terminó el preuniversitario. «Quiero irme y no tengo el dinero. No tengo otra manera que ir a pedirle a un garrotero».
«Los garroteros (prestamistas ilegales) te prestan 15.000 USD para pagar 30.000 en un año, pero tienes que poner algo en garantía. Ya mi mamá aceptó poner la casa como garantía. Fuimos a ver a varios que se dedican a ese negocio y todos piden un poder notarial para la garantía, que en mi caso es la casa, hay gente que pone un carro o una moto que esté buena entre otras cosas de valor. Es peligroso, pero hay que hacerlo para poder tener vida, porque aquí todo va a peor, y eso no va a cambiar», añadió.
«El prestamista invierte todo; nos paga todo desde allá, y luego, cuando lleguemos, tenemos que pagarle el doble. Nos tiene trabajo seguro en un club, bailando en el tubo, y vamos a vivir en su casa, pagando un alquiler. Cuando terminemos de pagar, nos podemos independizar. Dicen que con ese trabajo más o menos en tres meses se paga todo ese dinero».
«Las que bailan tubo son las que más dinero hacen allá afuera. Enseguida le mandan dinero a la familia aquí y compran casa, máquina, motorina, y cuando vienen alquilan un buen carro».
Actualmente los cubanos se están yendo por Nicaragua principalmente pues no exige visado, atraviesan Centroamérica hasta México y luego se entregan a las autoridades migratorias en la frontera sur de Estados Unidos, con la esperanza de, al año, acogerse a la Ley de Ajuste Cubano.
Los migrantes mayormente son los jóvenes que han crecido escuchando el mismo discurso de odio de que el capitalismo es malo y que Estados Unidos es el culpable de todos los problemas de Cuba.
El dictador Daniel Ortega facilitó desde noviembre pasado el libre visado para los cubanos, sabiendo que sería aprovechado como válvula de escape migratoria.
Esto provocó la especulación de que la medida es resultado de un acuerdo entre ambas dictaduras para aliviar la presión social en Cuba, incrementar el flujo de remesas para ayudar a la decadente economía cubana y poner más presión migratoria sobre la Administración Biden, con vistas a que suspenda las sanciones económicas contra el país.
David, un cuentapropista que presta dinero con intereses, «la ola migratoria es una buena oportunidad para hacer dinero, ya que irse es un negocio. Los que se van logran en dos o tres años lo que se nos priva la vida entera en Cuba. Cuando vienen de visita, ya son personas, no unos reventados aquí, como lo somos la mayoría».
«Con tanto que ganar, es elemental que el prestamista le gane bastante. Es mitad por mitad (un interés del 100%) por un año. Y si se pasa de fecha, se cuadra otro %. Parece abusivo, pero tiene riesgos, y es el negocio de la vida del que se atreve. Claro, que hace falta una garantía, algo de valor para asegurar el préstamo, porque si pasa algo imprevisto se perdería el dinero. Es ganar/ganar, y nadie obliga a nadie a pedir prestado», señaló.
Es el sistema fracasado del Partido Comunista de Cuba el que obliga a la gente a dejar todo atrás y buscar en otros vida mejor, es preferible arriesgarse aunque se pueda perder todo a vivir aquí una vida miserable.
Las medidas del Gobierno que nunca son para el bien del pueblo obliga a muchas familias cubanas a tomar la decisión de emigrar.
