Cuba importa aproximadamente el 80 por ciento de los alimentos que necesita para los 11 millones de habitantes de la isla, y una porción importante de esa comida proviene de los Estados Unidos.
Pero espera un minuto, dices, ¿qué pasó con el embargo cubano?
“EE.UU. es el mayor proveedor de alimentos para Cuba”, comentó el Dr. Carlos Eire, profesora de Historia y Estudios Religiosos en la Universidad de Yale y experta en Cuba, autora de “Waiting for Snow in Havana” y “Learning to Die in Miami”.
“Pagan por adelantado, reciben el envío y pasa por el ejército”, agregó.
En Cuba, los militares controlan a través de varias empresas ficticias que se encargan de la distribución de alimentos en la isla.
En el año 2000, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley de Reforma de Sanciones Comerciales que permitió exportar productos agrícolas y alimenticios a Cuba a pesar del embargo. La esperanza era que mejorar las condiciones de los cubanos individualmente socavaría el apoyo al Gobierno.
Eso fue entonces. El régimen todavía está a cargo años después y los productos alimenticios continúan llegando a la isla, la mayoría terminando en tiendas operadas por el estado. Es caro para la mayoría de los cubanos.
“Los productos alimenticios solo les pueden llegar a través de estas tiendas que son un negocio militar. Las Fuerzas Armadas son las propietarias y dirigen todo”, dijo Eire.
Críticos como Eire dijeron que gran parte de los productos alimenticios terminan en los restaurantes de hoteles y centros turísticos propiedad del gobierno.
Las exportaciones de alimentos se han disparado en los últimos años. En 2019 se enviaron casi tres millones de dólares. Para 2020, más de $11 millones. Hubo un gran aumento en 2021, EE. UU. exportó alimentos por valor de casi $ 27,7 millones, un 144 por ciento más.
En cuanto a las tiendas de dólar.
“Tienen un mercado para ellos solos y no hay competencia, por lo que la comida se vende a precios escandalosos”, dijo Eire.
Agricultores, cultivadores, productores de alimentos en el medio oeste y el sur de Estados Unidos ejercen presión para mantener el programa en funcionamiento y el flujo de alimentos a Cuba, además de instar al fin del embargo cubano. Ven a la nación isleña como un mercado en crecimiento.
