Después de este muy tormentoso 2021, toda la población cubana estará a las 11:59 de la noche del 31 de diciembre deseando mucha suerte en el venidero año; lo mismo para emigrar pronto de este fatídico escenario nacional (que solo va a peor) que para prosperar de alguna forma dentro de la isla. En ese momento, entrarán a escena todas las tradiciones nacionales de fin de año: echar un balde de agua a la calle, quemar el muñeco de ‘año viejo’, dar una vuelta a la manzana con maletas; todo lo necesario para poder rapiñar unos cuantos dólares y euros que permitan vivir un poco mejor.
Sin embargo, ningún milagro hará desaparecer mágicamente la realidad del cubano de a pie, y todos en la isla despertarán el 1ro de enero con algo de resaca (si se logra conseguir ron, cerveza o sidra; todos fantasmas de un pasado más favorable), pero con las mismas frustraciones, ambiciones y lamentos.
Las kilométricas colas para adquirir cualquier tipo de producto y acceder a cualquier tipo de servicio seguirán, la escasez general, el hambre y la miseria de casi toda la población seguirán, la hiperinflación que vive el país (pese a la implementación de 33 medidas que pretenden detener el fenómeno) seguirá, y la vida seguirá tan caótica como el día/año anterior.
Si esas disposiciones estatales llegan a cumplir su objetivo, de seguro lo harán solamente para el beneficio de los mismos poderosos que han salido airosos de ‘errores’ anteriores. Se puede estimar que, como ocurrió con la gubernamental Tarea Ordenamiento, estas tendrán que ser rectificadas poco después de su implementación, y es que los desesperados intentos de la administración castrista por solucionar de golpe la grave crisis económica actual solo han generado eso: desconfianza y hartazgo popular.
Y es que, evidentemente, el régimen solo está tratando de ganar tiempo, pues para dar alivio a las tensiones políticas, económicas y sociales en la isla, necesita de establecer otra alianza militar y financiera con un nuevo ‘sugar daddy’, una nación protectora que solucione todo sus problemas a cambio de lealtades políticas y demás conveniencias (como lo fueron los soviéticos hace 6 décadas y que ahora podría ser Rusia o China).
Pese a que la población comente que la situación económica actual es ligeramente mejor a la vivida durante el Período Especial de los años 90 (aunque no se puedan comparar), se ha reconocido que ahora se experimenta una mayor desesperanza y negatividad popular.
Eso sí; se esperan nuevas y muy malas sorpresas para los próximos días, pues mucho se habla de que el Gobierno cubano pretende soltar otras ‘bombas’ después del jolgorio y la algarabía.
El 2022 también será el año de nuevos comienzos para todos los cubanos que logren ‘escapar’, en la insistencia de volver algún día, todos juntos, a un mejor país. Mientras, el régimen insiste en que existen motivos para ‘celebrar’ por estos días y en querer postergar torpe y violentamente su inminente derrocamiento.


