Estas Navidades en Cuba han sido marcadas por una brecha económico-social mucho mayor a las notadas en años y hasta en décadas anteriores, puesto que mientras los turistas hospedados en los hoteles de Cayo Coco y demás polos turísticos nacionales han disfrutado de todo tipo de manjares y privilegios, el pueblo cubano ha tenido que resignarse a comer lo que pudiera conseguir en estas fechas tan señaladas.
La página de Facebook oficialista «La cocina del chef Aguedo» ha promocionado la alta calidad de la gastronomía cubana en redes sociales, pero el fraile dominico brasileño Frei Betto, férreo defensor del Gobierno castrista, aseguró recientemente que «en Cuba no hay hambre», sino que los cubanos «tienen mucho apetito».
No obstante, el religioso ha sido atendido con todas las posibilidades y las riquezas, haciendo estancia en los hoteles más lujosos de la isla.
El periódico estatal Granma citó al brasileño en un artículo publicado el 24 de diciembre, donde declaraba que la grave situación alimentaria cubana ha sido resultado del «bloqueo injustamente impuesto al país desde hace ya seis décadas por el Gobierno de Estados Unidos».
Betto se desempeña como el asesor del Gobierno cubano para el programa de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, el que cuenta con financiamiento de la FAO, Oxfam y la Unión Europea.
Sin embargo, no todos los cubanos tienen la misma opinión, como es el caso de Ana Rosa Furones Durán, quien pasó la Navidad «muy mal, sin comida, dinero, y sin nada» como otros tantos en Baracoa, uno de los municipios más pobres de la isla según un reporte del medio CubaNet este 27 de diciembre.
La cubana es diabética, hipertensa y tiene un solo riñón, y sus planes de tener al menos cinco libras de carne en Nochebuena se vieron truncados por la funesta inflación, que ha disparado los precios de los alimentos.
Por su parte, Iván Mora Cabrera, del municipio santiaguero de Contramaestre, comentó que hubiera vendido un puerco, de haberse dado la oportunidad, para comprar los materiales que necesita su hija para empezar la escuela. «Qué más quisiera yo que pensar en la Navidad, que es una sola vez al año, pero no puedo», añadió.
El proceso inflacionario y el desabastecimiento de alimentos en Cuba ha impuesto muchos obstáculos en el acceso de los cubanos a productos tradicionales de los festejos navideños como el puerco, cuya libra ya se comercializa en casi 400 pesos.
Un informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos reveló que la calidad de alimentación ha sido tildada de deficiente por un 73% de la población del país caribeño. La investigación también dilucidó que el 71% de las familias en la isla sobreviven con menos de 3,8 dólares al día.
