Tres décadas han pasado desde el derrumbe de lo que iba quedando de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Las repúblicas fueron poco a poco proclamando su independencia, y el 25 de diciembre de 1991, Mijail Gorbachov renunció a la presidencia de un estado que ya se disolvía.
Entonces, apenas 6 días más tarde, la Unión Soviética se convirtió oficialmente en la Federación Rusa. Por tanto, el Gobierno cubano sintió el desamparo con mayor fuerza.
En aras de no seguir escuchando las verdades sobre la Unión Soviética, a fines de 1989 las autoridades de la isla habían prohibido Sputnik y Novedades de Moscú. Encima, Fidel Castro empeoró la situación al negarse a la posibilidad de reformas. Y durante años, muy poca información de lo que estaba sucediendo en Europa Oriental llegaba a Cuba.
Para desviar la atención del derrocamiento del dictador Nicolae Ceausescu, se exageraron las bajas civiles dadas en el El Chorrillo en diciembre de 1990, cuando sucedió la intervención militar norteamericana a Panamá, con tal de capturar al capo Manuel Noriega.
Los medios oficialistas se dedicaron entonces a advertir a la población cubana sobre los peligros y atrocidades que se posicionaban en los expaíses socialistas europeos cuando sucumbió allí el socialismo.
Aunque se esperaba que el régimen castrista llegase a su fin en 1991, como mismo sucedió en Europa Oriental, la dictadura desafió las probabilidades.
Pese a que Cuba entró en ese momento en una era de intensa hambre, el Gobierno decidió adoptar el eufemismo de «Periodo Especial en tiempo de paz» para identificar a la época.
En aquel tiempo no habían suficientes alimentos en el país para que la población se sustentara, ni gasolina, ni medicamentos, productos de aseo, etc. ¿No asemeja a la situación cubana actual?
Aunque los fines de año del Período Especial fueron deprimentes, el de este 2021 parece que alcanzará niveles superiores.
