Debido al profundo arraigo idiosincrásico que tiene la cultura cubana a San Lázaro como fiel protector de los desdichados y los enfermos, los devotos de esta deidad se preparan desde principios del mes de diciembre para peregrinar hasta la Iglesia del Rincón, ubicada cerca de Santiago de Las Vegas (municipio Boyeros, La Habana).
El Santuario Nacional de San Lázaro se colma cada año por miles de cubanos que se llegan a la medianoche del 16 de diciembre para la misa dedicada. Este título le fue otorgado hace más de 20 años en la Conferencia de Obispos Católicos celebrada en México.
Los feligreses acuden al lugar para cumplir promesas y para pedirle salud y prosperidad al santo.
Damaris Hernández, una habanera que se encontraba en las proximidades del santuario, afirmó: «Desde los primeros días de diciembre los creyentes de San Lázaro acuden al Santuario. Hoy se puede observar el gran volumen de personas visitando el lugar porque se acerca el 17. Incluso, cuando la pandemia estaba en su pico más alto, el flujo de personas nunca disminuyó porque Babalú Ayé es protector de los enfermos. El coronavirus marcó a muchas familias cubanas. Muchos no consiguieron sobrevivir. La escasez de medicamentos, sumado a la gran crisis económica solo nos dejó una salida: la fe, pedirle a nuestro San Lázaro que nos ayudara y nos protegiera, por eso estoy hoy aquí para cumplirle».
Este constituye el segundo santo más adorado en la isla, solo superado por la patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre.
El Día de San Lázaro representa una de las jornadas más celebradas del año, y en el evento capitalino se concentra la mayor cantidad de creyentes en el país.
La típica imagen a la que se le rinde culto muestra a un mendigo leproso, hambriento, con muletas y acompañado por perros que le lamen las llagas, proveniente de una parábola bíblica que va de la mano con leyendas asociadas a la santería.
El «Viejo Lázaro» también aparece en la religión católica como San Lázaro de Betania, el que fue resucitado por Jesús. No obstante, en la yoruba es conocido como Babalú Ayé, un rey que fue castigado con múltiples enfermedades y calamidades para luego devenir en orisha tras cumplir penitencia y dedicarse a ejecutar milagros curativos.
