A Carlos Alberto McDonald Ennis, activista opositor cubano que aboga por la democracia en la isla, las autoridades le piden 2 años de privación de libertad por gritar «abajo Díaz-Canel».
El tunero, residente en el barrio Omaja (Majibacoa), anunció desde sus redes sociales que había gritado esa frase cuando se encontraba en estado de desesperación, pues se «dirigía al hospital provincial de Las Tunas con una hermana operada».
Preguntó entonces: «Dónde está la justicia social, dónde está la democracia».
El cubano, de 50 años de edad, compartió recientemente desde su cuenta de Twitter algunas fotocopias de la acusación de la Fiscalía, la que lo acusa de cometer el delito de desacato.
El documento relata que el acusado comenzó a insultar al gobernante cubano en el punto de transportación masiva de su municipio al cabecera, el pasado 24 de octubre, vociferando: «Díaz-Canel era un singao», e indicando que los miembros del Partido Comunista «eran unos descarados». Fue detenido ese mismo día y solo fue liberado tras pagar una fianza de 1.000 pesos.
Via Twitter, McDonald Ennis lamentó: «Las injusticias en Cuba, por nada más (decir) abajo Díaz-Canel, dos años de prisión. Pido al consejo de iglesia internacional ayuda para todos los preso políticos, voy ser juzgado por decir ‘abajo Díaz-Canel'».
En el documento acusador, se presenta al tunero como un ciudadano de «mala conducta social y moral»; no con antecedentes penales, pero sí con avisos y multas previas por «hechos de similar naturaleza al investigado».
McDonald Ennis se defendió públicamente: «No hablo mal de mi país, Fidel Castro hizo actos vandálicos, pero la oposición en Cuba respetamos nuestros principios, ellos no cumplen con nuestro principio. No somos delincuentes, no robamos, no oprimimos al pueblo. Patria y vida».
Como alegato de defensa, el activista aseguró en una serie de publicaciones que él solo critica un sistema social antidemocrático e irrespetuoso de los derechos humanos.
Sostuvo: «Queremos nuestros derechos, somos los protagonistas de nuestra verdadera historia, una democracia impoluta, una verdadera democracia, no más a la represión».
Se atrevió incluso a enviar un mensaje directo a Díaz-Canel para exigirle que respete y haga respetar a los cubanos en desacuerdo con sus leyes.
Concluyó: «Por tener pensamiento diferente, eso no nos quita de ser un cubano más, un cubano martiano no marxista, pido que mi caso usted lo valore».
