En los últimos días, las redes sociales se han visto conmocionadas por el reportaje lanzado este miércoles por la revista independiente cubana El Estornudo sobre una denuncia colectiva por abuso sexual contra el trovador Fernando Bécquer, el que ha provocado una avalancha de testimonios de al menos otras 20 muchachas que sufrieron también abusos por parte del músico.
El mismo periodista que escribió ese trabajo, Mario Luis Reyes, comunicó que ha recibido en alrededor de 24 horas una oleada de mensajes de mujeres que desean también alzar la voz y contar sus historias, muy similares a las condenadas por las 5 cubanas que protagonizaron el artículo, las que alegaron que fueron víctimas de abuso sexual por parte de Bécquer cuando eran estudiantes universitarias (por lo que tenían entre 18 y 22 años de edad).
El joven periodista afirmó: «Ante la avalancha de mensajes que he recibido, no he podido ni siquiera sacar la cuenta de cuántas personas más quieren testimoniar. Diez, quince, veinte, no sé. Hay cubanas y también mujeres de otros países que en sus visitas a la isla fueron violentadas por el músico. Puedo confirmar que al menos uno de los nuevos testimonios ocurrió en 2021. También que una de las mujeres que acusa a Bécquer era menor de edad en el momento del suceso».
El texto de Reyes también recogió criterios de especialistas en temas como la violencia de género y los derechos de la mujer, reflexionando que el contexto cubano se ve muy desprotegido en este sentido.
Aunque primeramente no se conoció la identidad de ninguna de las testimoniantes, 3 de ellas decidieron salir de la condición de anonimato unas horas después de publicada la denuncia: Any Cruz, Liliana H. Balance y Claudia Expósito.
La reacción inmediata a la publicación fue un alud de comentarios de apoyo y denuncias de experiencia parecidas, incluso algunas de mujeres que estuvieron a punto de pasar por eso y hasta una joven que declaró que una amiga fue abusada por el cantautor cuando era aún menor de edad.
Todos o casi todos los relatos muestran un mismo modus operandi, eligiendo jóvenes de entre 18 y 23 años asiduas a sus círculos sociales que presentaran una situación de vulnerabilidad emocional o psicológica para aprovechar y ofrecer ayuda con una «consulta» o «limpieza» (prácticas de la religión yoruba) en su casa.
La joven Yinet Vasallo Castro escribió en Facebook un mensaje dirigido al trovador: «Ahora ten la cara de decir q esas no son tus ‘ceremonias religiosas’. A mí también me ‘consultaste’ en el 2009».
No obstante, y pese a que Bécquer no se ha pronunciado al respecto, colegas de profesión como Ray Fernández y Raúl Torres lo han respaldado.
Fernández tildó a las denuncias de ser «cuentos de alcoba» y «chanchullos de mujeres», mientras que Torres alegó que Bécquer estaba siendo «víctima de calumnias por defender la revolución».
Vale la pena resaltar que ambos músicos cubanos, a pesar de ser populares, han sido muy criticados durante su carrera artística por emplear un lenguaje machista y misógino en sus canciones y en sus presentaciones, y en el caso de Torres, hasta ha recibido acusaciones de haber sido violento contra su ex pareja.
Mario Luis Reyes repostó entonces vía Facebook: «No me voy a detener en la complicidad de sus amigos, las palabras de hombres como Ray Fernández y Ariel Díaz (otro músico que defendió a Bécquer) no hacen más que confirmar lo que dicen las testimoniantes en este primer texto: hay un círculo íntimo cómplice que ha cubierto las espaldas por décadas a quien podría ser un depredador sexual».
Su artículo señaló que otros trovadores de su círculo como Adrian Berazaín, Ariel Díaz y Mauricio Figueiral estaban al tanto de sus condenables comportamientos y los admitían con naturalidad. Se conoce además que estos también se dedican a ‘cazar’ muchachas con la mitad de su edad en círculos universitarios.
Reyes aseveró: «Estos asuntos no se van a resolver con debates en las redes (aunque ayuden a difundir el mensaje), sino con investigaciones serias, con el papel fundamental del activismo feminista en la concientización de la sociedad, así como con marcos legales adecuados que castiguen este tipo de comportamientos».
Pese a los constantes reclamos, en Cuba no existe una Ley Integral contra la Violencia de Género.
Reyes sostuvo: «Nada deseo más que este texto sirva para sacar a la luz pública otros casos de hombres que se valen de su poder y reconocimiento social para abusar sexualmente de otras personas, mayormente mujeres. Es hora de terminar con la impunidad».
