El Gobierno cubano se ha pronunciado sobre la «repentina» salida a España del dramaturgo Yunior García, líder del grupo Archipiélago y principal impulsor de la fallida marcha del pasado 15 de noviembre.
La voz cantante, como suele ocurrir últimamente, la llevó el ministro de Exteriores cubano Bruno Rodríguez Parrilla, quien aseguró que el viaje de García y su esposa «no fue resultado de acuerdo entre gobiernos», de ninguna decisión del Gobierno cubano o de ninguna decisión judicial.
«Supongo que está haciendo el derecho que tiene cualquier cubano de viajar y moverse libremente. No hay madera de mártires en los que organizan este tipo de farsas y operaciones fallidas, bajo instrucciones y financiamiento del Gobierno de los Estados Unidos», sostuvo el canciller.
“Es evidente que lo que yo llamé una operación fallida, una operación político comunicacional organizada y financiada desde el gobierno de Estados Unidos con fondos millonarios y la utilización de agentes internos fue un absoluto fracaso”, comentó Rodríguez Parrilla en un entrenvista con The Associated Press.
Desde su página de Facebook el propio García dio cuenta de su arribo a España junto a su esposa “vivos, sanos y con las ideas intactas”.
“Tenemos que agradecer a muchas personas que han hecho posible este viaje. Llevo varios días sin comunicación y necesito actualizarme sobre la situación de otros miembros de Archipiélago. Muy pronto contaremos la odisea”, indicó.
Al conocerse la noticia las reacciones en las redes sociales no se hicieron esperar, desde aquellos que comprendieron su decisión hasta quienes lo tildaron de cobarde. Pero, en general, primó la sorpresa ante su partida.
García admitió este jueves que su salida de Cuba significa un «golpe doloroso» para la disidencia, pero afirmó, un día después de su llegada a Madrid, que salió para evitar «una muerte en vida» en la isla.
«Lo sé, lo entiendo, ha sido un golpe doloroso (…) pero estoy convencido de que, como tengo yo mismo que sanar mi dolor, ese dolor de otros y esa decepción de otros también va a sanar», dijo en su primera rueda de prensa en la capital española el dramaturgo.
«Ya lograré perdonarme yo mismo, quizás por no haber tenido el valor de convertirme en piedra y de convertirme en una estatua de bronce. Quizás pedir perdón por ser humano, por pensar en mi esposa y en mi vida, y por escapar de lo que iba a constituir seguramente una muerte en vida, porque eso es lo que me esperaba en Cuba», sentenció.


