La empresa de Recuperación de Materias Primas de La Habana confirmó haber suspendido los pagos de los recicladores de plástico, aluminio, hierro, cartón y botellas porque, supuestamente, el efectivo no ha sido depositado en el banco.
Germán, un habanero jubilado que lleva años dedicándose junto con otras miles de personas en la ciudad a deambular buscando por materiales aptos para su reciclaje, afirmó que sus colegas de gremio y él llevan 15 días trabajando sin cobrar, y como su pago es por resultados, no recibir su remuneración un día podría significar no comer en esa jornada.
El hombre cobra 1.700 CUP mensuales de pensión, por lo que vive básicamente de la recogida de materias primas. Solo ha podido sobrevivir desde la suspensión de los pagos gracias a las ventas de botellas de ron y cerveza a mini-industrias particulares de conservas y salsas.
Los propietarios de bares y restaurantes también son buenos clientes porque deben cumplir con el requisito de los comercios estatales de cerveza de entregar 2 botellas vacías para tener derecho a adquirir 1 llena.
Germán reconoció que antes habían muchas más personas dedicándose a esta labor, pero que como la demanda ha decaído y la remuneración ha quedado muy por debajo de los necesario para vivir en esta crisis económica, los recicladores han dejado el oficio.
Mientras, los más de 300 puntos de reciclaje de la ciudad reciben a los recolectores con total clausura y un cartel que predica: «Recuperamos valores».
Esta ocupación está reconocida como de trabajo por cuenta propia, teniendo que pagar unos 30 Pesos Cubanos (CUP) mensuales por su licencia y el impuesto de Seguridad Social. Aunque también están los que trabajan sin autorización alguna, sin trámites ni pagos que hacer.
Luis Carlos, de 44 años, solía hacer buen dinero hasta hace 2 años vendiendo latas de refrescos y cerveza a los negocios privados, pero su labor se ha esfumado con la desaparición de las latas, y es que el desabastecimiento de productos envasados en estos materiales ha arrasado con la rentabilidad de la recolección.
Los refrescos y demás alimentos en este tipo de envases ya no están al alcance de la gran mayoría de la población.
Todos estos trabajadores aspiran a que la situación mejore con la venidera reapertura de las fronteras nacionales, cuando la actividad turística en la ciudad debe volver a traer muchos materiales para recoger.
Desafortunadamente, los impagos a los recolectores es un problema común para todas las provincias del país.
La avileña Niurka Primelles denunció que los puntos de reciclaje de su territorio llevan varios meses sin pagarle a los trabajadores y que la compra es muy inestable, pues a veces se aceptaban unas materias y a veces otras.


