El presidente cubano Miguel Díaz-Canel anunció la inminente desactivación de la Comisión Permanente de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos, la que el economista Marino Murillo Jorge lideraba para controlar la aplicación de la estatal Tarea Ordenamiento.
El gobernante, en su discurso de cierre al séptimo periodo de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), hizo saber que sus principales funciones se traspasarían al Ministerio de Economía y Planificación (MEP), el que será el encargado de conducir la estrategia económica nacional.
El mandatario defendió a capa y espada el diseño y la implantación de la Tarea Ordenamiento, alegando que constituyó «un paso impostergable» para impulsar la eficiencia empresarial, pese a reconocer que tuvo «efectos indeseados sobre la vida de los ciudadanos», haciendo referencia a la disparatada inflación que el país sufre.
Sobre esto, Murillo explicó en jornadas previas ante el mismo auditorio que el mercado informal cubano se halla experimentando una inflación de 6.900%, lo que ha llevado a un drástico aumento de los costos de la canasta básica de bienes y servicios, sobrepasando con creces los planes y pronósticos que se habían realizado para el diseño de la reforma. Los precios se han alzado sobre los salarios y el poder adquisitivo de la población ha decaído como no lo hacía desde hace décadas.
Díaz-Canel destacó que su administración es consciente de la gravedad de la situación económica resultante de la aplicación de su ordenamiento, y aunque señaló que se ha priorizado la atención a sectores vulnerables de la población, sí aclaró que el escenario coyuntural no será resuelto «de un plumazo».
Refirió que «varios elementos de su diseño inicial han sido rectificados tomando en cuenta los criterios del pueblo», como algunas rebajas que se hicieron a principios de la implementación debido a las fuertes presiones de los ciudadanos.
Esta Comisión llevaba activa durante 10 años para actualizar el modelo económico cubano, por lo que su suspensión confirma la pésima gestión que ha ofrecido Marino Murillo a la tarea, quien también quedó excluido del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) y de su Comité Central en el pasado mes de abril.
En aras de hablar sobre los fatídicos efectos que han conllevado las nuevas medidas para el ciudadano medio, el llamado «zar de las reformas» compareció el pasado jueves ante los delegados al Parlamento.
En respuesta, una joven universitaria comentó en el muro de Facebook del portal oficialista Cubadebate, donde fueron publicadas las palabras del dirigente, que «los cubanos de a pie pasamos trabajo para comprar un paquete de pollo o el aseo necesario para vivir. Que vivimos de cola en cola. Que el salario de un profesional no le alcanza ni para empezar (…). Por Dios, esto está peor que el periodo especial».
Por su parte, un trabajador de una empresa de bebidas mencionó que la red de tiendas en MLC no hace más que crecer, a la vez que el fenómeno inflacionista en la sociedad, mientras que el salario se deprecia y las tiendas minoristas en CUP no se abastecen, por lo que indicó la poca vergüenza que debe tener una persona «para pararse en cualquier tribuna a hablar del desastre conocido como tarea desordenamiento».
Un tercer usuario resaltó la propia autoría del Gobierno en este desorden. «Hablaron de unificar la moneda para que fuera una y no es así, porque la doble moneda sigue en curso y peor, porque a nadie aquí en Cuba le pagan en esa moneda y las mejores cosas las tienen en esas tiendas que la mayoría del pueblo no tiene acceso (lo único que hay en las tiendas de MN es culeros y agua)», denunció un internauta.
Previamente a la intervención del presidente cubano, Alejandro Gil, titular de Economía y Planificación, comunicó que el sector económico nacional sufrió «un impacto realmente duro», perdiendo el 13% de su Producto Interno Bruto (PIB) entre 2020 y septiembre de este año.
El también viceministro culpó, durante su comparecencia, al embargo estadounidense y a la pandemia del coronavirus por tal panorama, destacando que «no es posible que no se sienta en la vida diaria de los cubanos».


