Cuando Doña Alicia, conocido restaurante capitalino, se pronunció oficialmente el pasado 19 de septiembre respecto al mal servicio que alegaban varios clientes por parte del establecimiento, ya desde varios días antes se venía desarrollando tal polémica en redes sociales.
Y así ha sucedido con otros negocios privados desde que abrieron los restaurantes y cafeterías al público a finales de septiembre: emprendimientos se han visto obligados a ofrecer disculpas, desmentir injurias o contraatacar las opiniones de los usuarios.
Criticando, en su mayoría, productos o servicios recibidos, los internautas han hecho comentarios, post, carteles, reviews, de todo; y quizás el sector que más ha experimentado el gran rechazo sea precisamente el de comidas, alimentos o servicios a domicilio, como lo evidencia el comportamiento de los usuarios en el grupo Comidas a domicilio en La Habana, el cual fue creado en plena segunda oleada de la pandemia en Cuba y con una congregación de alrededor de 149.200 personas.
Los malos comentarios generan otros potenciales clientes rechacen negocios, productos o servicios marcados negativamente, generando patrones de decisión y consumo. Sin embargo, puede que varias de las publicaciones sean falsas, intencionadas para provocar daños en los emprendimientos.
Según la Resolución No.54 del 2018 del Ministerio de Comercio Interior, se estarían violando varios de los derechos de las personas consumidoras como “satisfacer sus necesidades con un adecuado y oportuno abastecimiento de bienes y servicios de primera necesidad”; “la protección de sus intereses económicos que les permita adquirir productos y servicios con adecuada relación calidad-cantidad-precios” y que se “le dispense un trato amable, transparente, equitativo, no discriminatorio ni abusivo en relación a las condiciones de calidad, cantidad, precio, peso, volumen, medida”.
Además, estipula que los proveedores deben disponer “vías y mecanismos para tramitar cualquier insatisfacción, reclamación, conflictos entre consumidores y proveedores por daños, individuales o colectivos, tanto por la vía administrativa como judicial; de los productos y servicios de cualquier naturaleza que adquieran”. Que no se aplique es otro tema, pues los establecimientos usualmente despliegan carteles con teléfonos para contactar en caso de queja que realmente no cumplen su función. Las redes sociales, entonces, ofrecen la plataforma idónea para que los clientes expresen sus inquietudes y críticas abiertamente.


