Uno de los sectores donde los efectos de la pandemia de COVID-19 se ha hecho sentir con gran fuerza dentro de Cuba lo constituyen los negocios privados. Ante tal contexto diversos tipos de negocios como cafeterías, restaurantes, bares, entre otros, que debido a las medidas higiénico-sanitarias impuestas por el gobierno se han visto en la obligación de cesar o disminuir su actividad, han encontrado en los servicios a domicilios una forma alternativa de continuar ejerciendo su actividad económica y evitar sucumbir ante los efectos que han llevados muchas formas de gestión no estatales a tener que cerrar de manera definitiva al no disponer de rentabilidad.
Sin embargo, esta modalidad de entrega a domicilio no es nueva en el panorama del cuentapropismo cubano. Ya, incluso antes de la llegada de la pandemia, muchos negocios lo implementaban en sus estrategias económicas como vía para satisfacer la considerable demanda que tenían.
Es bien amplía la gama de tipos de emprendimientos que se valen de este servicio, donde se encuentran desde negocios gastronómicos hasta en la venta de ropa y calzado. Generalmente las tarifas suelen establecerse en función de la distancia que tenga que recorrer el mensajero, llegándose en algunos negocios a facilitar ofertas a los clientes fijos a modo de estrategia.
En el año 2020, la plataforma independiente cubana El Toque señalaba en una publicación el ascenso de la demanda del servicio a domicilio mostrando no pocos ejemplos, entre los que figuraba el paladar D’ La Abuela. Aquí se narraba de la historia de un mensajero del negocio, llamado Adrián Gonzáles trabajaba hacía más de dos años realizando las entregas de la comida criolla que el paladar ofertaba; Adrián tenía un horario laboral fijo que coincidía con el local y sus rutinas no contaban con estabilidad debido a la dependencia de estas con la demanda.
El entrevistado comentaba la necesidad que tenían los repartidores, al ser de cierta manera la imagen del negocio, de ser amables en el trato con el cliente.
Este y otros emprendimientos de venta de alimentos son parte del Directorio Online de Restaurantes de Cuba A la Mesa, medio por el cual muchos residentes en el exterior se valen para realizar encargos online de comida para sus familiares o amigos en Cuba, dado que no hay en la actualidad una plataforma digital que permita hacer pedidos desde el propio país, como Uber Eats, Just Eat, Glovo, Rappi aplicaciones que en el mundo funcionan con este objetivo.
De esta manera los cubanos residentes en la isla que deseen ordenar comida a domicilio deben hacerlo mediante el teléfono fijo o móvil del negocio, ejecutándose así el pedido donde el encargado de anotarlo solicita al demandante un nombre y una dirección y le comunica un tiempo estimado de espera.
Otro de los negocios que figuran en el artículo es Pollo Bell, donde sus integrantes relatan como al tener conocimiento de individuos que en ocasiones se rehusaban a consumir sus productos por motivos de desplazamiento surge la idea de llegar hasta ellos y a su vez brindar un servicio de calidad, decidiendo implementar el servicio a domicilio.
Marta Deus, una de las creadoras del fructífero negocio de mensajería “Mandao”, es otra de las entrevistadas que narra los objetivos de su negocio, describiéndolo como un emprendimiento enfocado en satisfacer las necesidades de transportación que el cliente, sea este un negociante o un consumidor, demande.
En la actualidad no existe una fuente estadística que revele de manera cuantificable cuantos cubanos se valen del servicio de entregas a domicilio. No obstante, si es apreciable la tendencia, generalmente en La Habana, de la disponibilidad de este servicio en los emprendimientos privados. Cabe resaltar, que muchas veces por las elevadas tarifas que algunos negocios le imprimen, este servicio no siempre se hace asequible para una elevada tasa de la población.
