Familias enteras, grupos de amigos y parejas han llenado los restaurantes y cafeterías de la capital cubana en los primeros días de la reapertura de estos espacios tras un año y medio cerrados al público por la pandemia.
La vacunación masiva contra la COVID-19 y la necesidad de oxigenar la economía afectada por las restricciones dieron paso a la desescalada esta vez en otras cinco provincias: Mayabeque (occidente), Cienfuegos, Ciego de Ávila (centro), Santiago de Cuba, Guantánamo (oriente), y el municipio especial Isla de la Juventud.
Aunque no han controlado los contagios totalmente, esas regiones comenzaron a recibir clientes ansiosos por “respirar aire fresco” y “salir de casa”, tal y como comenta Ernesto Labrada.
El joven dueño del bar-cafetería Antojos en la Habana Vieja considera que la reapertura tendrá un “efecto positivo” para los negocios privados y será “espectacular” volver a tener público después de tanto tiempo solo brindado servicio a domicilio.
Más de 500 establecimientos de la gastronomía estatal y privada en la capital cubana comenzaron a recibir clientes hasta las 9.30 de la noche, ante la extensión de la limitación del horario de movimiento desde las 10.30 de la noche.
Esos lugares deben cumplir con las medidas sanitarias de protección a los comensales, velar por la manipulación correcta de la comida, mantener la ventilación natural, aforo limitado y la distancia de unos dos metros entre las mesas.
Las reservas por teléfono o vía digital también asoman en este nuevo paso hacia la gradual reapertura de otras regiones del país y del turismo internacional a partir de noviembre.
Uno de esos espacios que se ha acoplado es el Paseo Marítimo de 1ra y 70, en el municipio habanero de Playa, donde están ubicados varios restaurantes y cafeterías con vista al mar.
Sin embargo, este ultimo también fue el protagonista de una ola de criticas en las redes sociales por parte de los clientes que lograron reservar para alguno de sus establecimientos.
Los precios inflados que ha dejado el mal llamado ordenamiento monetario se están haciendo sentir, sumando a la fuerte escasez generalizada, que ha obligado a los dueños de cafeterías y restaurantes a buscar sus materias primas en las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), lo que ha influido en una escalada en el costo que se ve reflejada en el bolsillo de la población.
Tomarse un simple cerveza puede llegar a costar hasta 150 pesos cubanos, según el establecimiento, lo que significa una subida de 6 veces el valor que tenia hasta diciembre del pasado año.
A esto hay que sumar que muchos negocios no han sabido como gestionar el tema de las reservaciones y los horarios que se permitirá el consumo una vez llegado al lugar, lo que ha provocado que muchas personas se hayan quedado sin disfrutar y con los planes rotos, pues al llegar al restaurante les dicen que tienen el cupo lleno pues los anteriores clientes aún no han terminado de consumir.
