Cuando Cuba atraviesa su peor etapa de la pandemia del coronavirus desde el inicio de esta en marzo de 2020, la prensa estatal de Pinar del Río ratificó la propuesta oficialista de medicina natural y tradicional como alternativa para el tratamiento del virus de la COVID-19 ante la crítica escasez de medicamentos convencionales en el país.
El reportero Ramón Brizuela Roque publicó un artículo título «En la salud todo es posible», donde se resaltaban las ventajas de sustituir analgésicos, antinflamatorios, antipiréticos, sedantes y broncodilatadores industriales por tratamientos homeopáticos y fitoterapéuticos.
El periodista pinareño aclaró que la respuesta correcta siempre constituye acudir a un especialista médico en cuanto se presentan síntomas de cualquier tipo de dolencia, pero refiriendo que la medicina alternativa puede suponer muchos efectos positivos para el organismo humano.
El medio Guerrillero señaló que el Prevengho-Vir constituye una solución homeopática («administrada en cinco gotas debajo de la lengua una vez al día, por tres consecutivos y al décimo día») que se emplea en Cuba desde inicios de la pandemia para tratar el coronavirus.
Además, destacó que Cuba también aboga por el uso del Asmacan y de la fitoterapia como «una alternativa válida para el tratamiento preventivo y sintomático de la COVID-19».
Sin embargo, la Dra. Daily Coro aseguró por esas fechas que «no existe una institución científica de prestigio mundial que opte por el uso de este recurso en la emergencia mundial provocada por el COVID-19».
La prensa estatal también promovió otras soluciones naturales como los extractos de semillas para atender inflamaciones y el uso de moringa en el tratamiento del edema inducido por carragenina, aunque no se trata de la primera vez que desde el oficialismo se propone el uso de tratamientos naturales como alternativa a la escasez.
Los productores locales de Ciego de Ávila, por ejemplo, dijeron a la televisión local que su misión consiste en «cumplir la demanda el sistema de salud en la provincia para aliviar el uso y consumo de medicamentos».
La carencia de insumos médicos y fármacos es un problema sistémico que se ha visto agravado en los últimos meses, debido al aumento de hospitalizaciones y pacientes sintomáticos convaleciendo desde sus viviendas.
Incluso cuando las autoridades reiteran que la situación se encuentra bajo control, el déficit aún genera incertidumbre en el pueblo, lo que provoca que los precios de muchas de estas medicinas asciendan astronómicamente en el mercado negro, especialmente en el caso de los antibióticos.
Campañas de recaudación de medicamentos para ser enviados a la isla han sido organizadas por comunidades de cubanos emigrados, pero obstáculos como los escasos vuelos comerciales entre La Habana y el resto del mundo, el cierre de fronteras, y las demoras en el procesamiento de la paquetería ralentizan que los fármacos lleguen ágilmente a la población.
Por el momento, el Gobierno cubano no ha respondido a las solicitudes de grupos de cubanos en el extranjero que piden que se permita la entrada de un mayor número de vuelos al país, incluso cuando Estados Unidos autorizó diez vuelos fletados a la semana en función de enviar ayuda de emergencia a Cuba.


