La mayor parte de los cubanos se protege del coronavirus con nasobucos inventados o con materiales que no cumplen prácticamente ninguna función a la hora de prevenir esta peligrosa enfermedad.
La orientación por parte de las autoridades, que destinaron sus limitados recursos al desarrollo de cinco candidatos vacunales, fue la de elaborar en las propias casas estas mascarillas protectoras, sin aval alguno de eficacia y seguridad.
Algunos han optado por utilizar doble nasobuco ante el temor de contagiarse. No obstante, a las autoridades se les ve utilizando las que mejor protegen, incluyendo las N95 y FPP2.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, al igual que su camarilla de ministros y figuras históricas del Gobierno, en cada una de sus apariciones lo hace utilizando mascarillas profesionales, al tiempo que el pueblo y el personal de salud tienen que lidiar directamente con la enfermedad conformándose con nasobucos improvisados.
En sus listas de prioridades, las autoridades cubanas han dejado a un lado el garantizar efectivos medios de protección, de diagnóstico y otros materiales gastables imprescindibles para la contención de la pandemia. Pero eso sí, sus inspectores y policías siguen aplicando todo el peso de la ley sobre aquellos que por alguna razón no lo llevan o lo hacen incorrectamente, imponiéndoles cuantiosas multas.
En febrero la estatal Empresa de Confecciones Textiles Unimoda, ubicada en Matanzas, anunció la confección de mascarillas desechables, higiénicas y quirúrgicas por primera vez en Cuba.
Las mascarillas quirúrgicas que algunos pueden usar en la Isla vienen del exterior, traídas por particulares a sus familias, o revendidas por personas que viajan. En las últimas semanas, estos productos han integrado los cargamentos de donaciones enviados por gobiernos aliados tras las históricas protestas del 11 de julio en la Isla. Sin embargo, la población sigue sin verlas pasar.
Los nasobucos que muestran las altas figuras del Gobierno cubano bien podrían ser parte de estos lotes humanitarios o quizás encargados directamente desde el exterior. Lo que si es una realidad es que en la Isla no están disponibles para la venta a la población y tampoco se han entregado como parte de las donaciones que han ido llegando a las diferentes provincias.
