El Gobierno cubano ha insistido en mantener abiertas las fronteras al turismo internacional durante la peor etapa de coronavirus desde su inicio en la isla en el pasado marzo de 2020, creando una crisis general sin precedentes.
Mientras la administración de Miguel Díaz-Canel continúa alegando que el país se encuentra en condiciones de mantener la entrada de un turismo seguro, la realidad indica que el sistema sanitario nacional se halla totalmente colapsado, con centros de atencion médica sin espacio, recursos médicos o personal, y con un número de fallecidos muchísimo mayor al que las autoridades reportan.
Por tanto, las 5 ciudades cubanas que han continuado con el recibimiento de turistas, se han convertido en epicentros de la pandemia en la isla.
La provincia de Holguín reabrió al turismo en noviembre de 2020, y los visitantes procedentes de Canadá, Rusia, México, Bahamas, Italia y Venezuela comenzaron a llenar sus zonas de playa, ciudades y áreas montañosas.
Los habitantes de los municipios de Moa y Mayarí han denunciado recientemente cómo sus hospitales se hallan llenos de personas muriendo por no recibir la atención debida, con sus trabajadores fumigando cadáveres envueltos en bolsas de plástico (presumiblemente fallecidos por coronavirus).
Encima, una veintena de profesionales sanitarios holguineros (fundamentalmente del Hospital General «Vladimir Ilich Lenin») grabaron un vídeo que se viralizó en redes sociales durante el fin de semana, en el que protestaban por las acusaciones del primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, y exigían su dimisión (pues alegó que la principal culpa de la situación actual es del personal de la salud por su «falta de profesionalidad»).
Mientras, Ciego de Ávila ha recibido gran parte de los turistas que han llegado a la isla desde Canadá y Rusia (debido a su cayería), y ya sus hospitales y cementerios están colapsados.
Incluso la prensa oficialista local y nacional ha reconocido que el Hospital Provincial de Ciego «Antonio Luaces Iraola» no ha podido satisfacer las deficiencias actuales de la grave situación epidemiológica que enfrenta, donde el director del centro hospitalario (Alberto Moronta Enrique, de 30 años) ha tenido que asumir casi todos los roles laborales que se hallan deficitarios en su institución, tanto de doctor, como enfermero, etc.
El camillero Omar Ortega, trabajador del Hospital «Roberto Rodríguez Fernández» (Morón) denunció en junio desde Facebook la situación que vive su instalación, y fue inmediatamente despedido.
El vídeo que divulgó mostraba a pacientes durmiendo durante varias jornadas en bancos y colchones de espuma en el suelo del hospital, en espera por someterse a pruebas PCR, las que se hallan en falta en todo el país.
La prensa estatal de la provincia de Cienfuegos adelantó en octubre pasado que el territorio estaba preparado para el recibimiento de turistas extranjeros, asegurando un «estricto protocolo en materia de bioseguridad tanto para los huéspedes como para los trabajadores de todas las instalaciones del territorio», como señaló la subdelegada del Ministerio de Turismo en esa provincia, Gihana Galindo Enríquez.
Sin embargo, actualmente el territorio constituye uno de los epicentros de la enfermedad en la isla, siendo el Hospital Provincial «Gustavo Aldeguería Lima» uno de los reportes de colapso denunciados por los cubanos.
Un internauta de Twitter, Cristian Crespo, publicó fotografías que evidencian la crítica situación del sistema sanitario local, en la que se ven pacientes en los pasillos, acostados en las sillas o compartiendo habitación, por lo que el usuario alegó que «Cuba es una bomba de tiempo».
En Matanzas se dio un panorama grave a tal nivel que comenzó a circular el hashtag #SOSMatanzas en redes sociales, en aras de llamar la atención sobre la provincia y reclamar ayuda. El mismo fue uno de los detonantes de las manifestaciones que el 11 de julio pasado sacudieron todo el país.
El problema se dio, en gran parte, a consecuencia de la apertura a turistas rusos y canadienses en el mayor balneario de la isla, Varadero. El colapso de centros sanitarios como el Hospital Clínico Quirúrgico «Faustino Pérez» y el hospital Pediátrico Provincial «Eliseo Noel Camaño» provocó que personas fallecieran en los pasillos y una escasez grave de medicinas y oxígeno para los tratamientos.
Desde el inicio de la pandemia, la capital cubana reportó la mayor incidencia de nuevos contagios y decesos por COVID-19. En correspondencia, Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) en La Habana, anunció el 1ro de agosto que se ejecutaría inmediatamente un «programa de acciones para revertir la actual situación epidemiológica de la ciudad», debido al complejo escenario de la provincia.
El Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP) informó que en la última jornada se reportaron 9.772 nuevos casos confirmados de COVID-19 y 68 fallecimientos, acumulando así 536.609 contagios y 4.756 muertes en la isla desde el inicio de la pandemia.


