En medio de la reciente polémica estallada sobre la realización en Cuba de inhumaciones masivas en fosas comunes para paliar el colapso de los camposantos en el país, usuarios en redes sociales comenzaron a notar que los féretros lucían un pulcro color blanco, en vez de los tradicionales negro y gris, y es que trabajadores de casas funerarias cubanas han reconocido que no queda tela negra para forrar los ataúdes.
Debido al grave e incontrolable aumento de defunciones en la isla, la empresa estatal de Servicios Comunales ha tenido que ingeniárselas para conseguir y emplear diferentes materiales como madera, cartón y el forro de tela de la caja.
Los familiares de fallecidos han manifestado sentirse incómodos con la medida, alegando que todas las cajas terminan siendo de pésima calidad.

Ya las entidades necrológicas del país no tienen la posibilidad de abastecerse con féretros, coronas de flores, cintas con dedicatorias, lápidas y hasta nichos para depositar los restos mortales.
Margarita Luaces, hermana de un difunto por coronavirus en Morón (Ciego de Ávila), aseguró que el ataúd de su familiar era tan frágil que parecía que no iba a llegar íntegro a la tierra; y, de hecho, no lo hizo, pues la armadura de mala madera, con forro de tela blanca, el fondo de un cartón muy fino y sin ornamentos metálicos, se abrió por una esquina cuando comenzó a bajar por la fosa.
Los empleados de las funerarias de la provincia central cubana confirmaron que «los ataúdes para adulto, modelo 900, se están forrando con la tela que aparezca».
En Sancti Spíritus se está sufriendo un gran déficit de puntillas para colocar el forro y los apagones inutilizan la sierra para cortar los listones, así que terminar llevando a cabo la tarea con machete.
Los trabajadores funerarios han asegurado que pueden forrar la caja a gusto de la familia si esta se preocupa por entregar los materiales necesarios al centro, pero como los procesos de entierro de pacientes de COVID-19 se hacen con tanta prisa, no da tiempo a nada.

Los servicios necrológicos en las diferentes provincias del país han captado la atención del ojo público tras las recientes y numerosas denuncias de inhumaciones en fosas comunes, el mal olor en los alrededores de los cementerios, las ampliaciones de las necrópolis y los féretros de mala calidad.
Un trabajador de la funeraria de calle 37, entre 60 y 62, en Cienfuegos, dijo que no duda que pronto tengan que jugar con otros tonos, pese a que tradicionalmente solo usan «ataúdes blancos para depositar los restos de niños pequeños y personas con síndrome de Down».
Los arreglos florales también se han visto afectados, al no tener suficientes flores ni material para hacer las cintas.
A la vez que empleados han confirmado que en la funeraria La Nacional, de La Habana, los ataúdes son muy mala calidad, con partes forradas de oscuro y otras de blanco y que, por falta de féretros, «los fallecidos por COVID aquí en La Habana van en bolsas directo al crematorio», los dolientes han detallado que en las funerarias no hay ni café para vender.
Además, los carros fúnebres no dan abasto y muchos cadáveres se entierran sin lápidas ni inscripciones por la gran demanda que tienen en este momento los cuentapropistas que se dedican a confeccionar lozas de este tipo y la falta de material.

Estrada relató que en los cementerios, mientras hay muchas familias llorando por lo rápido con que un ser querido ha fallecido, también hay otras que acuden a hacer los trámites para «sacar de sus panteones familiares los restos de algún pariente muerto hace tiempo, para abrirle espacio al que recién falleció».
Pese a que no es de conocimiento público si se llevaron a cabo finalmente los contratos y si los féretro se encuentran de camino al país caribeño, en febrero pasado fue noticia que las autoridades cubanas estaban en negociaciones con Industrias VEQ, una de las empresas que fabrican el EcoAtaúd, producido en México y mucho más barato que el tradicional de madera. El ataúd se confecciona a partir de polialuminio, material cuya materia prima constituye la mezcla de 70% de plástico y un 30% de una capa fina de aluminio.


