El presidente de Cuba y primer secretario del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel, se lanzó a llevar a cabo un mísero intento por remediar su masacrada imagen pública, tras hacer un muy evidente llamado a la violencia y al enfrentamiento civil para que sus fuerzas reprimieran violentamente las protestas civiles del pasado 11 de julio en la isla. Saltó este jueves (literalmente) en un acto organizado por la estatal Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en la Universidad de La Habana.
La reportera oficialista Talía González informó en la televisión estatal que Díaz-Canel y todos los jóvenes que lo rodeaban ‘sintieron’ la emoción de saltar con el puño en alto (sin cumplir la distancia de seguridad establecida para la prevención contra la pandemia de coronavirus) al escuchar las notas del repetitivo tema «Gallo de Pelea», interpretado por Duany Ramos, cantante de Moncada.
La prensa oficialista ha continuado insistiendo en la labor de acercar a Díaz-Canel a la juventud cubana tras el estallido social del 11J, pero solo ha logrado dejarlo en ridículo.
Aunque fue bastante explícito su llamado a una guerra civil en Cuba para «defender la Revolución», el presidente y su gabinete de comunicación han continuado negando estas acusaciones en la Televisión Cubana.
A 27 años del «Maleconazo» en La Habana, la ahora segunda mayor revuelta popular de la historia de la Revolución Cubana, el oficialismo se apresuró a convocar a dos grandes eventos prorégimen para jóvenes este jueves, pues la UJC también llamó a participar en una caravana por el Malecón habanero, y aunque la asistencia resultó ser muy pobre, estas acciones continúan siendo contraproducentes en medio de la peor etapa de la pandemia de coronavirus en la isla y totalmente incoherente con el discurso y el accionar que el Gobierno había mantenido hasta ahora en el ámbito sanitario.
Reiteró, por supuesto, el ya caduco y aburrido discurso oficial sobre las convicciones de los jóvenes para defender la Revolución y los logros de las generaciones pasadas, los vínculos del nuevo Gobierno con la juventud cubana, etc, respaldado por las palabras de la nueva secretaria de la organización, Aylín Álvarez García.
Granma reseñó, con su poco sorprendente tendencia al culto a la personalidad, que los estudiantes estaban acomodados en los escalones de la entrada de la Facultad de Matemática y Computación, donde «hablaron por poco más de tres horas de cambiar modos y maneras de hacer», mientras que Díaz-Canel hacía anotaciones en su agenda, intercambiaba experiencias con los muchachos, respondía inquietudes y aseguraba que que «son propuestas para implementar y analizar».
La fuente añadió que el mandatario pareció ser «otra vez el joven de hace algunos años, y se le escuchó hablar sobre emociones, intimidades, retos laborales y profesionales, responsabilidad y familia».
A pesar del artículo de Granma y las palabras del gobernante, las autoridades llevan meses rechazando oportunidades de diálogo con la juventud que no es afín a su política.
Por ejemplo, alrededor de 300 personas jóvenes, entre artistas, activistas e intelectuales, se dieron cita frente al Ministerio de Cultura el pasado 27 de noviembre pidiendo un diálogo consciente y pacífico, pero lo acordado con unos 30 representantes de la multitud fue incumplido por las autoridades en menos de 24 horas.
Otra petición sucedió el 27 de enero, y los funcionarios optaron por agredir a los presentes.
Aquellos que exigen diálogos son las instituciones son, a menudo, desacreditados por los medios de prensa estatal, como son los casos de la artivista Tania Bruguera, el dramaturgo Yunior García Aguilera, así como los miembros del Movimiento San Isidro.
Asimismo, durante las protestas del 11J, cuando los cubanos salieron a las calles a exigir libertades, resultaron detenidos una cantidad indiscriminada de manifestantes pacíficos, civiles que pasaban, así como personas solidarizadas son el maltrato que ya comenzaban a sufrir otros por parte de los agentes de la Policía. Organizaciones independientes como Cubalex registran más de 750 personas detenidas.


