Entre los sospechosos del asesinato de una mujer en la localidad de Nombela, Toledo, España, a quien presuntamente le quitaron la vida al golpearla con una barra de hierro por no dejarse abusar sexualmente, se encuentra un cubano.
De acuerdo a la información brindada al respecto por el diario El Español, la víctima ha sido identificada como Rosa, de 66 años, quien al parecer había contratado al cubano y a un venezolano para llevar a cabo una mudanza.
El citado medio menciona que Rosa había acudido a un bar de la localidad buscando los servicios de mudanzas y allí se encontraban tomando cerveza el cubano, un venezolano y otra persona. Algunos testigos aseguran que los tres hombres parecían personas normales. De hecho, el cubano identificado como Roberto, comenzó a repartir tarjetas de presentación sobre su negocio de mudanza y otros servicios.
Se añade además que todo pudo haberse debido a un exceso de tragos, que los tres hombres habían bebido bastante cuando fueron contratados por Rosa para llevar a cabo la mudanza.
Luego de la coordinación previa en el bar, los tres hombres fueron con Rosa hasta la finca que estaba remodelando, pero al parecer al llegar hubo más alcohol y un intento de abuso sexual al que la víctima se negó e intentó escapar de sus agresores.
Uno de los hombres alcanzó a golpear a Rosa en la cabeza con una barra de hierro, con lo cual la dejó tendida en el suelo.
“Está claro que profesionales del crimen no eran” cuenta uno de los vecinos. El comentario es por la forma en la que los hombres intentaron deshacerse del cuerpo. En un primer momento lo subieron al camión de mudanzas para buscar una zona alejada donde nadie pudiera encontrarlo.
No obstante, mientras más avanzaban les resultaba muy difícil encontrar un lugar que se prestara para tal fin hasta que al parecer la camioneta se quedó varada. Justo en ese momento, la Guardia Civil llegó con la intención de brindarles ayuda.
“Abrieron un poco la puerta de la caja y del interior empezó a brotar un reguero de sangre. Los agentes les preguntaron si lo que llevaban era ganado. “Sí, llevamos cochinillos”, dice un testigo presencial que contestaron, con todo el aplomo el mundo. Cuando abrieron las puertas, allí estaba el cadáver de Rosa”.
