El célebre cantautor cubano Silvio Rodríguez pidió a las autoridades cubanas que hagan pública la lista de responsables de que los cambios necesarios en el país no se produzcan con la suficiente rapidez y eficiencia.
En su blog Segunda cita, el músico comentó este viernes que el Gobierno debería identificar y dar a conocer aquellas personas responsables porque, luego de celebrar 2 congresos del Partido Comunista de Cuba (PCC) y aprobar los Lineamientos y hasta una Constitución, todavía la isla no pueda ver avances hacia un desarrollo nacional que beneficie al pueblo y mejore su calidad de vida.
El trovador, a propósito de las nuevas concesiones que el Gobierno cubano está realizando en respuesta al gran descontento popular que causó la histórica ola de manifestaciones masivas del pasado 11 de julio, se preocupó por la verdadera realización de las demandas hechas por el pueblo durante el estallido social del 11J.
Exigió que las autoridades cubanas proporcionaran de una vez los nombres, apellidos y cargos de aquellos que «representan esa corriente de freno en las altas esferas», por una cuestión de justicia con la población de la isla. Agregó que considera digno de su parte que expongan sus argumentos en defensa de «lo que honestamente creen».
Se cuestionó: «¿Para ellos todo sería culpa del bloqueo, del imperialismo y de las redes? ¿Ni una sola culpita de nuestra parte?»
La postura política de Rodríguez ha fluctuado constantemente desde los sucesos del 11J, pues comenzó respaldando enteramente la posición del Gobierno cubano y condenando a los manifestantes y ahora ha pedido amnistía para los detenidos «no violentos».
Nunca ha criticado directamente al gobernante Miguel Díaz-Canel por su muy evidente llamado a la violencia y al enfrentamiento civil durante el propio 11 de julio.
En referencia al presidente cubano, el cantautor respondió ante el comentario de una forista que un mandatario «debe hablar con quien considera importante hablar en cada momento de la vida», y que basta con «encender un noticiero de cualquier día y a cualquier hora» para observar al de la isla tratando con «todo tipo de personas».
Precisó que lo que realmente le duele es ver al presidente de un Estado perdiendo su tiempo, no que hable con unos o con otros, pues insistió en que «un presidente tiene el derecho de hablar con quien considere que vale la pena, más allá de como piense la persona».
En otra intervención, aprovechó una vez más para referir a la importancia del diálogo como una de las soluciones a la crisis sociopolítica por la que atraviesa el país caribeño desde hace unos años.
Recomendó «prestar atención y calmar una angustia» como «algo que siempre valdrá la pena», argumentando que a veces se invierte tiempo en futilidades y que un país no pierde nada intentando llegar a una conversación efectiva «con quienes no tienen un programa». Continuando la idea, justificó que puede que en unos años «esa persona ya tenga una idea más nítida de lo que quiere y concluya en que no se le quiso ayudar».
