La iglesia de Corralillo, pueblo de Villa Clara, denunció que fue obligada por el Gobierno municipal a colocar sobre su fachada una colosal bandera rojinegra del Movimiento 26 de Julio.
Los fieles seguidores de la parroquia se molestaron primeramente por la aparición de este símbolo político en la estructura del templo, por lo que el obispado de la diócesis se vio forzado a publicar una nota explicando la situación, pidiendo que las instituciones religiosas no se vean involucradas en «actos políticos».
La «sede» de las celebraciones de este año por el histórico 26 de Julio en la provincia fue Corralillo, el que recibió la visita de las máximas autoridades oficialistas provinciales, las que se dedicaron a realizar tareas productivas (como el trabajo voluntario en que participó Miguel Díaz-Canel en La Habana) y a visitar centros de valor económico.
El modelo de la conmemoración de la fecha se centró, una vez más, en evitar actos gubernamentales masivos, a causa de la pandemia del coronavirus.
Aún así, se llevó a cabo un evento conmemorativo y la iglesia de Corralillo fue obligada a enarbolar dos gigantescas banderas: la enseña nacional y la alusiva al Movimiento surgido una vez realizado el asalto al cuartel Moncada al mando de Fidel Castro, el 26 de julio de 1953.
El obispado provincial, radicado en Santa Clara, tuvo que lamentar la situación públicamente, tras difundirse las imágenes al respecto en los medios locales.
El comunicado señaló que «consagradas extranjeras» recientemente incorporadas son parte de los entes encargados del templo, por lo que sus responsables tardaron en notar que el emblema contaba con un marcado carácter político.
La nota indicó que le pidieron permiso a la madre superiora para colocar la bandera cubana, obviando otros símbolos, por lo que el comunicado recordó que el obispo diocesano, «quien no tenía conocimiento de este asunto», es la autoridad competente en la Diócesis para autorizar este tipo de situaciones.
Arnaldo Fernández Berroa, vicario general de la diócesis de Santa Clara, firmó el documento, cuyo texto fue publicado en su muro de Facebook, y concluyó recalcando que la iglesia lamenta lo ocurrido y confía «en que no se repitan hechos como este».
Durante décadas, la bandera del M-26-7 ha simbolizado un movimiento político que estuvo implicado en una serie de sucesos de corte violento en las montañas de la región oriental y La Habana. La conmemoración de la efeméride siempre involucra la colocación de la enseña en fachadas y balcones, aunque también se despliega en otros momentos del año.
Las actividades en saludo a la fecha se han notado diferentes a como usualmente se desenvuelve la conmemoración, solo dos semanas más tarde de las históricas manifestaciones en varias localidades de la isla, reclamando un cambio de mandato político para Cuba.
La usual convocatoria a colocar banderas cubanas y del M-26-7 se mantuvo, pero su presencia en las calles de la capital no es tan abundante como tiempos pasados, en parte por falta de convicción o por no tener acceso a las enseñas, entre otras causas.
Un residente del barrio habanero de Cayo Hueso comentó que «la gente está muy callada y sin ánimo para celebrar», atestiguando que, en su cuadra, «solo una familia sacó una bandera y pusieron música con unas bocinas en el balcón, pero nadie les siguió la rima».
