Los vecinos de un albergue ubicado en la calle Desamparados, en La Habana Vieja, han denunciado las pésimas condiciones en que permanecen allí varias personas.
De acuerdo a la información brindada en redes sociales por el activista Manuel de la Cruz, el albergue para personas que han perdido su vivienda debido a derrumbes, no cuenta con las mínimas condiciones de salubridad o seguridad para quienes allí residen. En el albergue habitan 200 personas actualmente, de las cuales 88 son menores de edad.
Como suele suceder en casos similares a lo largo de todo el país, pese a tratarse de un albergue «temporal», muchos de sus residentes llevan años allí en condiciones de hacinamiento y careciendo de los servicios más básicos.
El Gobierno le informó a su llegada que pasarían allí unos 4 meses hasta que les entregaran casas nuevas, pero la realidad es que algunas de las familias llevan más de 4 años radicando en el albergue.
Anteriormente, en el inmueble había varias oficinas, por lo que las paredes son ornamentales y no hay privacidad de ningún tipo. Además, varias de las secciones del techo están sin terminar.
En el sitio se dispone de energía eléctrica, pero no de gas licuado, por lo que los albergados se ven a usar la electricidad para cocinar y la corriente colapsa frecuentemente, con cortes que pueden durar hasta varios días.
A esto se le suma el riesgo de incendio, ya que las paredes son de un material inflable (pladur) y que la única fuente de agua es un baño sucio del que las 200 personas del albergue deben abastecerse para su vida diaria.
Las pésimas condiciones de higiene y la proximidad en que radican todos los habitantes, ha provocado a brotes de múltiples enfermedades, incluyendo COVID-19, pese a lo cual ningún contagiado ha sido hospitalizado o puesto en aislamiento, aunque los casos se han denunciado a las autoridades.
Las múltiples denuncias y protestas de sus residentes no le han servido de nada ante las autoridades, que incluso les han llegado a recomendar que no cocinen todos al mismo tiempo para no saturar la energía.
