Las autoridades estadounidenses crearon un grupo de trabajo que se encuentra evaluando las posibilidades de envío de remesas directamente al bolsillo del pueblo cubano, evadiendo con ello que «el dinero termine en manos de los opresores».
Julie Chung, subsecretaria del Departamento de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, aclaró a través de Twitter que la administración actualmente trabaja en la aplicación de medidas para apoyar a los cubanos, además de lograr que el Gobierno de la isla rinda cuentas.
(2/7) No podemos dejar que las remesas de los cubanos caigan en manos de los opresores.
Estamos formando un grupo de trabajo sobre remesas para descifrar cómo podemos llevar ese dinero directamente al bolsillo del pueblo cubano.
— Julie Chung (@WHAAsstSecty) July 21, 2021
La funcionaria precisó que las autoridades de la nación valoran en la actualidad un aumento del personal diplomático norteamericano en La Habana, en aras de habilitar un puente entre la ciudadanía cubana y su país, facilitando » la participación diplomática, consular y de la sociedad civil»,
Al respecto del rumor que circuló en redes sociales sobre la idea de articular un sistema de conexión a Internet desde Estados Unidos que permitiera una mayor conectividad en la isla evadiendo controles gubernamentales, esclareció que todavía se está evaluando las opciones, en colaboración con el Congreso y el sector privado estadounidense.
Aprovechó para hacer un llamado «a los líderes cubanos a restaurar y mantener el acceso a los servicios de Internet y telecomunicaciones».
Chung mencionó también cifra específicas relacionadas con las exportaciones del país norteño a la isla en el último año, 176 millones de dólares en bienes que incluyen alimentos y medicinas, en contraste con el discurso oficial que achaca las culpas de la crisis económica por la que atraviesa Cuba a consecuencia de las restricciones del embargo. También instó a socios internacionales de su país a «extender la ayuda humanitaria».
El estallido social que se produjo en Cuba a partir del 11 de julio pasado ha estado en la mira de la administración de Joe Biden desde las primeras horas. La reacción popular provocó que las autoridades caribeñas ordenaran la represión por la fuerza de las manifestaciones. Consiguientemente a que noticias sobre la brutalidad policial de esas jornadas llegara a oídos de medios de prensa internacional, la administración norteamericana se pronunció a favor de una rendición de cuentas por parte del Gobierno cubano.
Estados Unidos ha indicado que reforzará el compromiso con los socios regionales e internacionales en función de ayudar a que la voluntad de la población cubana se cumpla, considerando la situación de la isla de máxima prioridad.


