Desde la cárcel Combinado del Este, en La Habana, un prisionero identificado como Noel López González denunció que desde horas de la noche del pasado 13 de julio se ha comenzado a preparar el primer piso del ala norte de ese recinto penitenciario para encerrar allí a los manifestantes que han sido o serán arrestados con motivo de las manifestaciones que han estado sucediendo en la Isla en los últimos días.
Novel señala que esa parte de la prisión, conocida como “área incrementada”, consiste en una zona de castigo en la que las celdas miden unos 4 metros de largo por 1.80 de ancho, con literas rústicas de cemento. El área libre es menor de 2 metros cuadrados, carece de electricidad y tan solo llega una luz tenue natural durante el día.
A su vez, destaca que las celdas carecen de ventilación, ya que ni siquiera cuentan con ventanas. Además, los techos se filtran y están llenos moho. Muy pocas cuentan con un tubo sin el grifo, por el que el agua sale unas tres veces al día. Al resto – la gran mayoría – se le suministra agua (no más de 3 cubetas por persona en 24 horas) mediante los conocidos como “polipresos”, quienes son reclusos que colaboraran con las autoridades penitenciarias y reparten el agua sin abrir las rejas de entrada a las celdas.
Gonzáles menciona también que a esos calabozos a los que se pretende llevar a los manifestantes están plagados de hormigas, cucarachas, chinches, piojillos, mosquitos, arañas, ciempiés y otros bichos, pero que fundamentalmente son húmedos y fríos.
“¿Así pretenderán”, se pregunta, “intimidar y amedrentar a estas personas, que seguramente estarán presos por primera vez en las mazmorras que nos dejó el fundador de la dictadura en Cuba, Fidel Castro?” Todo esto, concluye, violando sus propias leyes, ya que ese edificio es para presos ya condenados, y todos de altas sanciones y de mayor rigurosidad.


