En contraste con el despliegue policial y militar uniformado del domingo y el lunes, algunas zonas de La Habana ya exhiben una menor presencia, pero las «Brigadas de Respuesta Rápida» y los efectivos vestidos de civil continúan vigilando las calles. A la vez, siguen incrementándose los reportes de reclutamiento anticipado de jóvenes cubanos en edad militar, los cuales tendrán que sumarse a la represión de nuevas protestas.
Las brigadas continúan acuarteladas en las sedes municipales del Partido Comunista y otras organizaciones de masas, así como en centros de trabajo.
Martínez, uno de los tantos habaneros que marcharon de forma pacífica en la jornada del domingo hacia el Capitolio, consideró que los que están siendo reclutados para «caerles a palos» deberían pensarlo bien «porque lo que está sucediendo de alguna manera cambiará a Cuba para siempre más temprano que tarde».
Entretanto, algunos residentes de la capital han reportado que efectivos de los comités militares están recorriendo las localidades con citaciones para los jóvenes que están próximos al llamado del Servicio Militar Obligatorio. En este caso se encuentra el hijo de Iraida Duarte, vecina de la barriada del Cerro, quien sentenció que entregará a su hijo para que «lo pongan a repartir golpes contra sus propios amigos del barrio». Relató que, cuando un señor llegó a su casa con la citación, ella y su esposo se negaron y ni recibieron el papel.
Desde otros barrios habaneros han llegado denuncias de reclutamientos de cuadros del Partido Comunista y de las llamadas reservas de cuadros de centros laborales.
Los residentes también sospechan de la presencia de policías y militares sin uniforme en los alrededores de las zonas conflictivas, por si tienen que disgregar protestas eventuales.
Alberto Carlos y Ramón son cuadros del Partido Comunista en sus respectivos centros de trabajo, y ambos se negaron a integrar las Brigadas de Respuesta Rápida cuando fueron convocados, alegando que muchos de los manifestantes solo son personas cansadas de la acumulación de tantas dificultades, «del pueblo manifestándose espontáneamente». Ahora temen algún tipo de represalia, pero no estaban dispuestos a «participar de una confrontación civil que no es legítima».
Por su parte, algunas familias se han referido al descontento que provocan estos reclutamientos, pues los jóvenes no entienden el concepto revolucionario como lo intenciona el Partido y no deberían ser obligados a «ejercer violencia o represión contra sus conciudadanos», como dice Carmen Rosa Aguilera, vecina de Santo Suárez.


