El presidente estadounidense Joe Biden se ha pronunciado finalmente de forma oficial en apoyo a la ola de protestas masivas que durante el día de ayer sacudieron a Cuba, y que él calificó como un «llamado a la libertad» y el «alivio» de la pandemia y décadas de dictadura.
“Apoyamos al pueblo cubano y su llamamiento a la libertad y al alivio del trágico control de la pandemia y de las décadas de represión y sufrimiento económico a las que ha sido sometido por el régimen autoritario de Cuba”, dijo Biden, en un comunicado obtenido por el grupo de medios estadounidense McClatchy Co, dueño de The Miami Herald.
“El pueblo cubano está haciendo valer con valentía los derechos fundamentales y universales. Esos derechos, incluido el derecho a la protesta pacífica y el derecho a determinar libremente su propio futuro, deben ser respetados. Estados Unidos hace un llamado al régimen cubano para que escuche a su pueblo y atienda sus necesidades en este momento vital en lugar de enriquecerse”, añadió el mandatario estadounidense.
El mensaje del presidente Biden se produce horas después de que miles de personas salieran a la calle en una inédita ola de manifestaciones en la isla, que ocuparon las calles de al menos una treintena de pueblo y ciudades en Cuba, incluida La Habana, en la que se exigían la renuncia de Miguel Díaz-Canel, alimentos, el fin de los apagones y medicinas.
Las protestas sin precedentes estallaron en varias de las ciudades más grandes de la isla – La Habana, Santiago, Santa Clara, Matanzas, Cienfuegos y Holguín – pero también en localidades más pequeñas como San Antonio de los Bañols, Palma Soriano, Cárdenas, Colón, Guira de Melena, Artemisa y otros.
Díaz-Canel ofreció ayer un discurso apresurado que fue transmitido en cadena por la radio y la televisión cubana en el que acusó a Washington está detrás de las acciones que calificó de «desestabilizadoras» y que, dijo, han aumentado durante la pandemia. Entre ellas citó las «medidas que asfixian la economía cubana y agudizan el desabastecimiento general», asegurando que estas tienen como propósito generar el descontento social masivo.
Los incidentes de este domingo parecen haber sorprendido a propios y extrañaos y pueden representar un punto de inflexión en el devenir político de la mayor de las Antillas. Se trata, por lo pronto, de la protesta antigubernamental más grande desde el llamado «maleconazo», cuando en agosto de 1994, en pleno «periodo especial», marcado por los cortes diarios de la energía y la falta de alimentos, cientos de personas salieron a las calles de La Habana. Los manifestantes no se retiraron del espacio público hasta que llegó el entonces Fidel Castro. El peso de su liderazgo permitió canalizar el enojo que se había acumulado especialmente a partir de 1991, cuando se disolvió la Unión Soviética, el principal proveedor y socio de Cuba.
Hay algo que saben tanto el PCC como las formas inorgánicas de la disidencia: las condiciones políticas han cambiado a partir de la ausencia del ahora fallecido Fidel Castro y la aparición de los teléfonos inteligentes.


