Justificación tras justificación, es lo único que han hecho los principales ministros en Cuba encabezados por Díaz-Canel esta mañana

Cuatro horas y media de justificación tras justificación protagonizaron la conferencia de prensa que encabezó el presidente de Cuba y primer secretario del Partido Comunista (PCC), Miguel Díaz-Canel, junto con otros miembros del Consejo de Estado y de Ministros de la República y del Buró Político del Comité Central del partido único, comparecencia transmitida por la Televisión Nacional Cubana estatal.

Los más altos dirigentes cubanos continúan negando la gravedad de la actual crisis general cubana, aún cuando actuaban en respuesta a la histórica jornada de protestas civiles de este domingo 11 de julio, producidas en más de 60 localidades de la isla.

Esta fue la segunda comparecencia televisada hecha por el presidente (a causa de las protestas pacíficas) en menos de 24 horas.

Por supuesto, el encuentro estuvo dedicado a culpar al Gobierno de Estados Unidos por todos los males que ocurren en Cuba y por las recientes manifestaciones, y también a su bloqueo económico contra la isla y a los opositores pagados por el mismo.

Díaz-Canel aseguró que los miembros de la oposición contra su Gobierno han utilizado los cortes eléctricos ocurridos en los últimos meses y demás insatisfacciones populares para manipular a los cubanos y provocar un estallido social en el país. Contó que en Cuba se está aplicando un manual de lucha no convencional.

El mandatario enumeró los supuestos logros de la llamada Revolución y negó haber incitado el enfrentamiento entre civiles cuando autorizó a los «revolucionarios» a contrarrestar las manifestaciones, alegando solo haberlos llamado a «defender su Revolución».

Tildó a los protestantes de ser «mercenarios y contrarrevolucionarios» pagados por el Gobierno estadounidense.

Los esbirros de Díaz-Canel (dígase la Policía, tropas militares de élite y partidarios civiles) reprimieron violenta y rápidamente las manifestaciones, ocurridas en toda las provincias del país.

El presidente también negó que en la isla existiera represión, a pesar de las muchísimas evidencias de abuso y salvajismo viralizadas en redes sociales y en prensa internacional. Algunos vídeos mostraron que la Policía llegó a disparar en las rebeliones de La Habana.

Díaz-Canel llamó «delincuentes» a los manifestantes, pues en algunas de las protestas se produjeron actos vandálicos contra establecimientos comerciales en Moneda Libremente Convertible (MLC), el eufemismo oficial para el Dólar Estadounidense (USD).

Gran número de cubanos partidarios de la causa libertadora en Cuba condenaron en redes sociales esos actos de delincuencia, asegurando que algunos de los presentes en las manifestaciones aprovecharon el momento para robar, pero que ese no era el objetivo de la redada.

Cada uno de los ministros presentes en la comparecencia se tomó su tiempo para exponer el mismo discurso con diferentes palabras, dando miles de justificaciones para la crisis general actual y responsabilizando en todo momento al embargo norteamericano por todos los problemas de Cuba.

El exembajador de La Habana en Caracas y actual miembro del Secretariado del Comité Central del PCC, Rogelio Polanco, expuso que las solicitudes de ayuda humanitaria al país (desplegadas y viralizadas en Internet en las últimas semanas) fueron la supuesta excusa perfecta para provocar estos alzamientos, como parte de una «estrategia intervencionista» que desea «provocar la ingobernabilidad», acusando a los medios de prensa independientes de tergiversar información y mentir a la comunidad cubana e internacional.

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, respaldó este lunes estas protestas populares pacíficas, llamando al Gobierno cubano a escuchar a su pueblo y a atender sus necesidades.

Díaz-Canel insistió en que los constantes apagones en Cuba son producto de las sanciones de Estados Unidos contra la isla y que el envío de médicos cubanos a otros países no constituye trata de personas.

El ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz, dijo que la «estabilidad de la generación eléctrica» se logrará en los próximos días.

José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, trató la insostenible situación epidemiológica nacional y, específicamente, la de Matanzas, culpando nuevamente a la población por las altas cifras de contagios y de muertes por coronavirus; aunque reconoció las dificultades que enfrenta el sistema sanitario actualmente en cuanto a capacidad de respuesta y disponibilidad de espacios y recursos.

Alejandro Gil, titular del Ministerio de Economía, reportó sobre los supuestos gastos gubernamentales por la pandemia de coronavirus, informando que se gastan 990 Pesos Cubanos (CUP) diarios por cada paciente en un centro de aislamiento, 4.165 CUP por cada confirmado en un hospital y 13.045 CUP por cada ingresado en estado grave y crítico de salud.

Resaltó entonces que la atención sanitaria en Cuba es universal y gratuita, y recordó que las autoridades cubanas no cuentan con suficiente liquidez para importar productos, ni siquiera los de primera necesidad.

El ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, indicó que La Habana pretende exportar dosis de sus 5 candidatos vacunales contra el virus de la COVID-19 (algunos ya aprobados como ‘vacunas’ por entidades reguladoras nacionales).

Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores, enfatizó en que la iniciativa mediática para pedir ayuda humanitaria #SOSCuba solo planea desestabilizar al país, y que los «disturbios» de este domingo fueron provocados por «asalariados» comprados por la oposición, los que incluso llegaron a «atacar» a corresponsales de prensa extranjera.

La agencia estadounidense The Associated Press (AP) aseguró que Ramón Espinosa, su fotorreportero en Cuba, fue asaltado por turbas progubernamentales en el municipio Centro Habana.

También indicó que las personalidades que impulsaron la campaña #SOSCuba en redes sociales fueron incentivadas por el Gobierno estadounidense.

Entre todos, rechazaron la ayuda humanitaria al país por parte de individuos, organizaciones y países «con malas intenciones».