Una de las alegorías más populares entre los escultores es la Libertad. Los americanos, sobre todo, al parecer tienen bien claro que una mujer con ropa ligera vende, ya que desde que obsequiaron una estatua con este motivo en 1886, no dudaron en emplazarla en la entrada de la ciudad de Nueva York y desde entonces se han forrado vendiendo suvenires a los visitantes.
Quizás no muchos conozcan que en Cuba también existen estatuas de la Libertad. De hecho, hay 3: una en el centro y dos en el oriente del país.
La más antigua de todas se encuentra en la ciudad de Puerto Padre, en Las Tunas. Esta se encuentra ubicada en el Parque de la Independencia desde el 16 de octubre de 1904, aunque curiosamente el pedestal señala que fue en 1902 para hacerla coincidir con el nacimiento de la República.

La segunda estatua de la Libertad se encuentra en San Juan de los Remedios, en la provincia de Villa Clara, al centro del país, desde el 13 de mayo de 1906. Se encuentra emplazada en la calle Eugenio López entre Rolando Pedroso y José Martí, en un pequeño parque que por más que lleve por nombre “Francisco Javier Balmaseda”, todos los conocen como el Parque de La Libertad.

La tercera se encuentra en Holguín, específicamente en Gibara, justo en medio del parque Calixto García (antiguamente Plaza de Armas). La obra debe su existencia a los esfuerzos de Doña Enriqueta de la Torre Delgado quien convenció al Ayuntamiento para que diera el visto bueno a la construcción de la misma y se las arregló para juntar el dinero entre los vecinos de la Villa Blanca. Fue develada el 10 de octubre de 1915 por la comandante del Ejército Libertador cubano Mercedes Sirven y Pérez Puelles.

Y para terminar… La Habana también tuvo su estatua de la Libertad. Estaba hecha en calamina y la compró al gobierno de los Estados Unidos para los festejos del 20 de mayo de 1902, fecha en que la Isla se convirtió en República independiente. Estuvo colocada donde hoy se encuentra el monumento a José Martí, en el Parque Central de La Habana. Sin embargo, su existencia fue efímera, pues al año siguiente, el huracán del 10 de octubre (coincidentes ironías de la historia) la echó abajo y la convirtió en pedacitos.



