La noticia de la suspensión de la aceptación de dólares en efectivo en el sistema bancario de Cuba ha desencadenado una avalancha de críticas dirigidas al Gobierno, demostrando la indignación popular acerca de la improvisación con que se manejado la economía nacional en los últimos meses.
Luego del anuncio, el humorista cubano Ulises Toirac preguntó: «¿Cuándo se acaba el cachumbambé para nosotros?», en referencia al repentino derrumbe del valor del dólar para el mercado nacional.
En su programa El Café de los Viernes en Facebook, Toirac dedicó este viernes una elegía al dólar: «Querido dólar amigo, te vuelven a secuestrar. Otra vez voy a extrañar el verde con que me abrigo. El euro es el nuevo amigo. Ni muerto ni moribundo, no lograrán que te olvide porque aquí no se decide, Cuba está en el otro mundo».
El dramaturgo y miembro del grupo 27N Yunior García Aguilera cuestionó las medidas incoherentes que asumen las autoridades cubanas, pues hace solo unas semanas CADECA suspendió el servicio de recanje en aeropuertos internacionales a raíz de un déficit de divisas, y ahora el Gobierno se queja de la cantidad desproporcionada de efectivo que se ha estancado en las bóvedas cubanas.
Yamilé Berra, vicepresidenta del BCC, achacó la mayoría de las culpas al embargo norteamericano sobre la isla, aunque reconoció que no era la única causa de que la economía cubana sea «poco confiable», un calificativo que García criticó, alegando que la mejor inversión de las últimas décadas han sido los balseros, los que ahora envían remesas. En resumen, sentenció que «esta realidad lamentable hay que cambiarla».
Yessy World, conocida influencer cubana, se refirió a que los dirigentes cubanos «están viviendo con la doble moral», argumentado que quieren vivir de los dólares que mandan los familiares fuera del país, por lo que llamó a no regalar y no depositar nada en los bancos.
El cineasta Carlos Lechuga denunció el «tremendo cinismo» del Gobierno al decir que estas medidas «son de interés para el pueblo», pues lo único que las cubanas y los cubanos esperan es que los dirigentes vayan a trabajar al campo, que entreguen las suntuosas casas de las organizaciones políticas a la población sin vivienda, que permitan el ejercicio del disenso y la protesta pacífica que dejen circular libremente la moneda que sirva para que ningún otro cubano pase hambre.
