Con motivo de la llegada del verano, el Gobierno cubano ha advertido que, especialmente en La Habana, deberán mantenerse suspendidos los festejos y los viajes la playa, ya que la situación sanitaria debido al coronavirus y la cantidad de casos positivos a este que siguen reportándose a diario.
“Es momento de producir, aportar, aprender; pero bajo las restricciones que impone la COVID-19” dice un reciente artículo publicado por el medio oficialista, que advierte que esta es “la única forma de salvarnos”, en momentos donde no existe eficacia probada de las vacunas nacionales ni tampoco disposición de adquirir los candidatos extranjeros.
La advertencia de la nota publicada por Tribuna de La Habana es para la “estocada a la pandemia” durante el verano, que suponen la combinación de la intervención de las autoridades sanitarias con el cumplimiento de las medidas por parte de la ciudadanía y delega, una vez más, la responsabilidad en los ciudadanos de evitar la propagación de virus.
A su vez, el citado texto hace alusión al incremento de contagios en menores de edad en los últimos días, cuando han destacado bebés con meses de nacidos que se han infectado con el coronavirus.
A pesar que la advertencia con respecto a festejos y reuniones públicas no deja de ser apropiada, tomando en cuenta los tiempos que se vive, no resulta coherente con las distintas actividades que han realizado en La Habana algunos artistas simpatizantes del Gobierno, quienes se han reunido en bares locales, piscinas privadas y no siempre cumplen con el uso del nasobuco y el distanciamiento social.
Contrasta también que la capital reunió al pleno del Partido Comunista de Cuba (PCC) para su Octavo congreso y que se mantiene sin solución la situación de alimentos, medicamentos y artículos de primera necesidad que mantiene a los cubanos desbordados en las calles, en kilométricas colas. De lo dicho a lo hecho, hay un larguísimo trecho.
