La prensa oficialista cubana ha reconocido que la cotidianidad actual en la isla definitivamente incluye a la reventa de productos, tan demandados como deficitarios en el mercado lícito nacional, dígase «ron, cigarros, aceite, espaguetis, pollo, detergente y medicinas», por ejemplo.
El periódico Trabajadores publicó un artículo donde se aseguró que la bolsa de leche en polvo se está llegando a cotizar en más de 300 CUP en el mercado negro cubano, una botella de ron en más de 500 CUP y una botella de aceite se halla alrededor de los 300 CUP, debido a la profundísima crisis económica y situación de escasez general que vive el país.
El reportero Gabino Manguela alegó que ya es difícil encontrar una sola calle en Cuba donde más de una persona no se dedique casi exclusivamente al contrabando de mercancías, de bastante variedad (dentro de lo que cabe) y astronómicos precios.
En vez de ahondar en las causas por las que estas prácticas se han generalizado en el escenario económico actual, el periodista se limitó a acusar a los responsables de cometer graves infracciones y a animar al Gobierno a idear nuevos mecanismos de persecución y represión contra los «revendedores».
El autor del escrito exhortó a las autoridades a luchar contra estas prácticas, recalcando que los conocidos revendedores no se molestan en ocultar los trapicheos sabiendo que no tendrán que enfrentar consecuencias ni multas de ningún tipo, y entretanto, los mecanismos estatales y de Gobierno fallan en evitar estos males.
Con el agravamiento de la crisis económica en Cuba, sobre todo caracterizada por las limitantes en el envío de combustibles fósiles desde Venezuela y las restricciones turística a debido la pandemia del coronavirus, la prensa estatal se ha especializado en llevar a cabo una ofensiva contra las personas denominadas como «coleros» y «revendedores».
El mandatario Miguel Díaz-Canel hizo eco en junio de 2019 de que este tipo de cobertura periodística surgió como iniciativa de Raúl Castro y que «llegó para quedarse».
Asimismo, Raúl Castro encomendó que las Fuerzas Armadas se sumen a la persecución a los «coleros» y «revendedores», por lo que fueron creadas más de 3.054 brigadas con este objetivo en la isla, de las que también son integrantes miembros de otras organizaciones creadas por el Gobierno cubano para hacer prevalecer el control social.


