Cuando ya hay decenas de países que comienzan a retirar las reglas de uso obligatorio masivo de las mascarillas sanitarias, ahora es que el Gobierno cubano anuncia que están listas las condiciones en el país garantizar la producción de nasobucos industriales, gracias a la puesta en marcha de dos nuevas plantas que también son capaces de fabricar hisopos.
Según el diario oficialista Granma, a planta de hisopos, con una capacidad de producción de 200 000 unidades diarias, ya ha entregado al Ministerio de Salud Pública alrededor de 1 750 000 desde el mes de marzo; en tanto, se confeccionan en el taller alrededor de 40 mascarillas por minuto, que sumaría entre 14 000 y 16 000 diarias.
«Estas nuevas plantas son resultado de gestiones que comenzaron a raíz de la pandemia y ante la necesidad de reforzar los medios de protección contra la enfermedad, especialmente en el personal sanitario», explicaron las autoridades.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo donó cerca de 200 mil dólares para que Cuba pudiese adquirir la maquinaria para la elaboración de hisopos, los cuales son utilizado para la realización de las pruebas de PCR.
A su vez, la Unión Europea ayudó con un financiamiento de más de 250 mil euros para la finalización de la planta dedicada a la producción de mascarillas quirúrgicas desechables.
Desde casi el inicio de la pandemia, el Gobierno cubano sugirió el uso obligatorio de mascarillas sanitarias, bautizadas popularmente en la isla como nasobucos, los cuales en su gran mayoría no ofrecen la protección correcta pues están fabricados de manera artesanal, con recortes de tela reciclados.
En septiembre de 2020 el Gobierno cubano que la pequeña industria de mascarillas significaría un considerable ahorro en correspondencia con los costos de compra en el extranjero, “a un promedio de 46 centavos USD Cuba las importa, solo seis centavos costaría fabricarlas en casa”.
A pesar de esto, las mascarillas sanitarias desechables que existen en los almacenes de reserva del Gobierno son millones, casi todas llegadas por donativos de otras naciones. Sin embargo, nunca han sido vendidas de forma regular en las red de tiendas y farmacias del país; aunque si es posible encontrarlas en el mercado informal, muchas veces robadas por los propios trabajadores de estos almacenes.
