Higinio Vélez Carrión, quien durante muchos capitaneara los destinos del béisbol en la Isla, falleció este 12 de mayo en La Habana a causa del coronavirus COVID-19.
Fiel a su estirpe guerrera, durante muchos días batalló contra las complicaciones derivadas de la COVID-19 que terminaron por ocasionarle la muerte, a pesar de todos los esfuerzos realizados por los médicos que lo atendieron le atendieron en el hospital Dr. Luis Díaz Soto.
Santiaguero, nacido el 27 de julio de 1946 en Songo La Maya, se acercó al béisbol gracias a su padre, que lo practicaba los fines de semana, y desde entonces lo abrazó con la pasión que le acompañó hasta los últimos momentos de su vida.
Lo jugó con soltura, y como parte de su afán de superación derrochó igual ímpetu en la entonces Escuela Superior de Educación Física (Esef), de la que emergió como parte de una tercera graduación compartida con otros protagonistas de destacados resultados.
Ese aprendizaje, enriquecedor de sus vivencias sobre los terrenos, y la entereza con que siempre respondió a las misiones asumidas, le permitieron brillar como mánager ganador en cuatro series nacionales y tres series selectivas.
Internacionalmente también respondió por lo alto, al frente de los equipos coronados en los Juegos Panamericanos de 1987 y 2003, las copas mundiales de 2001, 2003 y 2005, y los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Dos años después, lo hizo también con el que alzó el subtítulo en el I Clásico Mundial, considerado momento clímax en la historia de nuestro béisbol.
Ejerció el mando de la Dirección Nacional entre 2007 y 2014, y a la condición de titular de la Federación Cubana sumó responsabilidades internacionales, incluida la de vicepresidente de la Confederación Panamericana.
Su último gran momento al frente de una escuadra de Cuba fue en el primer Clásico Mundial del 2006, cuando la isla finalizó en el segundo puesto -perdió en la final contra aquel Japón de Ichiro Suzuki- que se considera como un gran hito, sin duda el final, de la pelota del país.
Esta es la segunda figura de importancia en la cadena de mando de la pelota antillana que perece en cuestión de semanas y por la misma causa, luego del deceso de comisionado cubano de béisbol Ernesto Reynoso Piñeiro, igualmente en la capital cubana.
