Algo que seguramente muy poca gente foránea conozca sobre Cuba es que los precios de los alimentos en esta isla constituyen los más caros del mundo en relación con el salario mínimo; y al cubano no le han hecho falta ni estudios ni estadísticas para haberlo notado desde hace muchísimo tiempo.
El medio independiente Diario de Cuba publicó recientemente una comparación entre los precios actuales de alimentos como la carne de pollo, los huevos y la leche en La Habana, Madrid, Ciudad México y Miami; pero se ha podido constatar en un estudio mayor que, precisamente, los alimentos de la isla caribeña son los más caros del mundo.
El portal digital corroboró que un kilogramo de pollo en el mercado Superama en Ciudad de México cuesta 1 USD (0,47% del salario mínimo del país, de 221 USD), en el mercado Sedanos en Miami cuesta 2,60 USD (0,2% del salario mínimo, de 1.256 USD), y en el supermercado Mercadona en Madrid cuesta 3,31 USD (0,27% del salario mínimo, de 1.146 USD o 950 euros).
Sin embargo, el kilogramo de carne de pollo en una tienda en Moneda Libremente Convertible (MLC) (único sitio donde se expende carne de forma liberada en el país) en La Habana cuesta 1,80 USD, según la tasa oficial fijada por el Gobierno cubano de 24 CUP por 1 USD (que no es real, pues no vende dólares a la población). Este precio equivale al 2,97% del salario mínimo actual cubano, de 87,50 USD mensuales.
A esto se suma que la tasa de cambio que verdaderamente se utiliza es la de 50 CUP por 1 USD del mercado negro nacional, lo que hace que el kilo realmente esté a 3,60 USD, el 4,11% del salario mínimo.
Para los partidarios extranjeros del castrismo, en Cuba se vende carne de pollo a precios extremadamente económicos, gracias a los subsidios del Estado; que no es falso, lo que a esa afirmación le falta la parte donde se indica que el pollo subsidiado es el que se expende por la libreta de abastecimiento: una libra de carne por persona para el mes (y cuando lo hay).
La carne de pollo es la única que el pueblo cubano ha podido consumir en el último año porque es la que el Estado cubano puede importar actualmente, aunque cada vez en menores cantidades por la extrema escasez de divisas que sufre.
Las carnes de vaca y de cerdo están tan desaparecidas del panorama nacional que ni las tiendas en MLC pueden surtirlas con regularidad, y en el mercado negro se venden hasta a 12 USD la libra.
Cuba superaba ampliamente todos los promedios y las estadísticas posibles en consumo de carnes, lácteos, cereales, productos del mar (y demás) per cápita en América Latina antes de 1959. Ahora los números indican, definitivamente, una brecha diferencial muy difícil de reducir.
El consumo de carne de pollo en Latinoamérica en 2020 fue de 5,7 libras al mes por persona. Los datos de Bolivia (uno de los países más pobres de Occidente) indican que el suyo fue de casi 8 libras mensuales per cápita (42,5 kilogramos al año). En contraste, el consumo en Guyana fue de 59,1 kilogramos, 24,6 kg en El Salvador, 35,5 kg en Colombia, 50,3 kg en Perú, 45,1 kg en Jamaica, 49,9 kg en Panamá, 32,1 kg en Ecuador, 30,2 kg en Costa Rica y 43,9 kg en Brasil.
Hasta El Salvador, con uno de los consumos de pollo más bajos, tiene un promedio de 4,5 libras per cápita mensuales, es decir, cuatro veces más pollo que la ración de la libreta de cada cubano.
El consumo de pollo per cápita anual en México es de 33,12 kilogramos, a un precio de 33,12 dólares. Con un coste que oscila entre los 47 y 55 euros al año, el consumo es de 14 kilogramos en España. Y en Estados Unidos, 60 kilogramos, con precios oscilantes de entre 150 y 177 dólares al año. En Cuba, en cambio, solo el promedio per cápita de pollo de América Latina podría llegar a pagarse en 144 dólares anuales.
En Madrid, una docena de huevos se cotiza en 1,75 dólares, el 0,15% del salario mínimo. En Miami, lo mismo cuesta 2,99 dólares, el 0,24% del salario mínimo; y en Ciudad de México, el precio es de 1,63 dólares la docena, equivalente al 0,77% del salario mínimo.
La cifra exacta de huevos consumida por los cubanos se desconoce, pero sí se sabe que el año pasado Latinoamérica tuvo un consumo de 17 huevos per cápita mensuales, y que los cubanos consumieron mucho menos que el resto de los latinoamericanos.
México va a la delantera en el consumo de este producto, con 28,7 huevos mensuales per cápita. Luego se encuentran Argentina y Guatemala, con 26; y después van los colombianos, con 22 huevos al mes.
Un solo huevo, según fuentes especializadas, propina al organismo 7 gramos de proteína de alta calidad, 5 gramos de grasa “buena” y 1.6 gramos de saturada, así como hierro, vitaminas, minerales y nutrientes, como luteína y zeaxantina.
El huevo se convierte cada vez más en un artículo de lujo, con precios de de 100 o 120 por la docena en el mercado informal, un equivalente a 4,16 y 5 dólares. Por tanto, para que un cubano coma la misma cantidad de huevos a la semana que consume un colombiano, debe gastar el 8,6% de su salario anual.
Cuba no tiene actualmente divisas para importar leche, y produce menos de la mitad de los 1.000 millones de litros de 1958. El mercado negro la proporciona a 3,12 dólares el litro, el 3,57% del salario mínimo.
En Madrid, sin embargo, un litro de leche de vaca cuesta 0,59 dólares, el 0,05% del salario mínimo. En Miami, cuesta 1,30 dólares, el 0,1% del salario mínimo; y en Ciudad de México, cuesta 1 dólar, el 0,47% del salario mínimo.
Es decir, se llenan la boca hablando del «alto costo de los alimentos en el mundo capitalista», y los cubanos viven así. En fin, la hipocresía.


