Ulises Toirac, reconocido humorista cubano (inmortalizado en la cultura popular nacional debido a su célebre personaje «Chivichana»), dirigió un emotivo comunicado en su muro de Facebook a las madres cubanas, esas que han tenido que realizar grandes sacrificios y que han perdido a sus hijos en guerras o en el mar (cuando emigraban hacia una mejor vida).
El Día Internacional de las Madres, celebrado el segundo domingo de mayo en la mayoría de los países de Europa, América y Asia, fue la motivación que impulsó al comediante cubano a destinar un pensamiento a las féminas de esta isla, donde rememoró una serie de escenarios donde madres dedicaban gran esfuerzo a procurar un entorno confortable y feliz a sus hijos en medio de la precariedad crónica de este país, algo común para todos los cubanos.
Aseguró que las progenitoras cubanas reciben constantemente pruebas difíciles de superar, y puso el ejemplo de la suya, quien se veía día tras día mirando los estantes de la cocina «tratando de adivinar alguna señal divina» cuando regresaba del trabajo en los años 70.
Se refirió a la durísima crisis económica de la década de 1990 en Cuba, donde se inventó el término «alumbrón», los breves momentos donde se gozaba de servicio eléctrico en los hogares, pues los apagones eran más comunes que el servicio ininterrumpido.
Señaló que tiene grabado en su memoria aquellas madres que se las arreglaron para no dejar entrar el desánimo entre los apagones y para sacar provecho de cualquier trapo viejo.
Mencionó además a los hijos cubanos que murieron en intervenciones militares en África y Medio Oriente, y a las madres que lloraron la desaparición de sus hijos en el mar, los que partían del norte de la isla huyendo de la frugales condiciones con que vivían.
“Madres que perdieron a sus hijos en las guerras de otros sitios y las que los perdieron en el mar, madres que prefirieron alejarse de todo para tejerle un futuro a sus hijos. La madre cubana no deja de pasar pruebas duras”, recalcó.
El emotivo texto, en conmemoración al Día de las Madres, finalizó diciendo: «Y creo que no hay paz para ellas en los tiempos que vienen, porque muchos de nosotros seguimos olvidando que ellas están ahí para no detenernos, pero sufrir por ello. Así que las tengo que amar y pensar en ellas. Y mandarles un abrazo y un gran beso”.
