Desde que Cuba dejó de ser una de las principales industrias azucareras, el renglón agroindustrial más importante y rentable para el país lo constituye el tabaco, el que aporta a las arcas del Gobierno par de cientos de millones de dólares anualmente.
Aunque la implementación de la Tarea Ordenamiento implicó un significativo aumento en todo lo referente a a pecios y salarios en el país, los productores de tabaco de exportación no han visto casi ni un peso más, aún cuando ellos deben garantizar la materia prima y la nueva tasa de cambio oficial representó un beneficio para los ingresos del Gobierno en cuanto a exportación.
A pesar de que el costo de la mano de obra y de la mayoría de insumos requeridos para esta actividad se ha visto incrementado en más de 3 veces su valor, la nueva cotización oficial que paga el Estado a los vegueros no se llegó a duplicar.
Jánner, un productor del valle de Mayarí (Holguín), aseguró que su gremio está aún considerando si continuar o no sembrando tabaco, porque, aunque conocen que su remuneración no es la justa, todavía deben calcular si les es rentable (además de que el tabaco constituye un cultivo de ciclo largo).
Otro agricultor llamado Alexander señaló que entre las 63 medidas anunciadas por el Gobierno (destinadas a estimular la producción agrícola), no se tocó el tema del tabaco. Los insumos, además, se deben comprar en las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), no en CUP.
Los productores están cargando con una cantidad de desventajas significativas con respecto al Gobierno. Alexander aseguró que si el asunto continúa así, el Estado ya no tendrá una industria tabacalera que explotar, pues todos o casi todos los vegueros dejarán de producir.
Otras retornan cierto estado de autonomía a los productores, en aras de que no tengan una dependencia tan estricta hacia una cooperativa disfuncional o una empresa agrícola ineficaz para realizar determinadas operaciones. Pese a que las autoridades continúan poniendo limitantes, la más «novedosa» constituye la de dar autorizaciones a los productores para el sacrificio de ganado vacuno.
Ydael Pérez Brito, ministro de Agricultura, explicó que «todas las formas productivas» tendrán permiso para sacrificar un animal de cada tres de incremento en su rebaño para el consumo y la comercialización, según reportó el diario Escambray.
La medida medio que satisface una demanda pública que ha persistido por décadas tanto por parte de productores y consumidores como de economistas. Sin embargo, la omisión de medidas que incentiven el aumento en el cultivo de tabaco llama la atención debido a que constituye un renglón exportable seguro para la economía cubana.
El crecimiento del tabaco se vio perjudicado por la carencia de recursos para su mantenimiento, en medio de una crisis económica que impacta negativamente también en el sector agrícola, y su precio desacorde a los costos de producción y a la realidad económica cubana.
Un directivo de una cooperativa de Mayarí comentó que ya se ha comenzado a notar el impacto negativo del precio bajo del tabaco y los altos precios de otros productos, viéndose directamente en la contratación para la campaña venidera.
Agregó que solo se ha logrado contratar el 70% de lo valorado con los campesinos. Algunos productores directamente bajaron el plan debido a que el cultivo del tabaco lleva mucho trabajo e inversión y la incertidumbre con los precios hacen que los campesinos se decanten por sembrar viandas, que tienen mucha demanda y requieren de menos insumos.
Concluyó explicando que hasta los comerciantes del mercado informal pagan mejor el tabaco que Tabacuba puesto que ahora se ha vuelto negocio por el desabastecimiento de cigarros y tabacos torcidos. Sentenció que si el Estado no reacciona rápido y sube el precio, se cae el negocio de tabaco.
