Grupo de madres cubanas se manifiestan en las calles de La Habana para exigirle al Gobierno una vivienda digna para sus hijos

En una calle del reparto Trébol, en el municipio Boyeros (La Habana), estuvo el tránsito interrumpido por más de 2 horas cuando un grupo de madres cubanas realizó un protesta en la tarde del pasado jueves. El objetivo de la manifestación era exigir una vivienda digna, pues las condiciones del albergue donde residen son inhumanas.

Las implicadas llevaron carteles donde se podía leer: «Queremos vivienda», «Necesidad y hambre», «Niños en peligro». Bloquearon el tránsito de vehículos colocando piedras, latones de basura y neumáticos viejos por doquier. Se colgaron varios vídeos y fotografías de la actividad en redes sociales y recibieron gran apoyo.

Lisabet Cuevas Carrasco, una de ellas, alegó que el verdadero detonante del evento fue la situación de un conjunto de cables eléctricos que estaba provocando cortocircuitos por varios días consecutivos, tendidos en el suelo sin ninguna cautela. Esto representaba gran peligro para los más de 50 menores de edad residentes en el lugar.

El grupo de mujeres llamó a la policía local para informar que habían pasado casi 9 horas sin electricidad (entre miércoles y jueves) y que la Empresa Eléctrica había obviado su denuncia en reiteradas ocasiones. Advirtieron entonces que se lanzarían a protestar públicamente si la situación no cambiaba. Al albergue llegó un carro patrullero al momento y los agentes hicieron lo que pudieron en términos de instalaciones eléctricas.

El problema, lamentablemente, continuó a pesar de los esfuerzos de las madres, por lo que decidieron comenzar la protesta en la tarde del jueves. Ningún representante del Gobierno llegó a presentarse en ese momento, solo varios policías, agentes de la Seguridad del Estado y boinas negras

Los trabajadores eléctricos llegaron al albergue el viernes en la mañana para arreglar estas problemáticas, y representantes del Gobierno local finalmente aparecieron para escuchar y resolver otras demandas. Por ejemplo, también se limpió la cisterna, que guardaba agua contaminada.

Cuevas afirmó tajante que en el momento en que estaba hablando, se encontraba un oficial de la Seguridad del Estado mirándolo, pero que a él no le importa, cabe destacar que se trata de una persona que perdió cuatro familiares en los sucesos del Remolcador 13 de marzo, entre los que se encontraba un primo de dos años de edad.

Cuevas precisó que en cada cubículo duermen más de ocho personas, pese a que las más de 30 familias viven separadas unas de otras, las cuales han llegado allí debido a derrumbes fundamentalmente ocurridos en Centro Habana y de La Habana Vieja.

Ambos municipios son de los que más deben lidiar con situaciones de derrumbes en La Habana, dado que gran parte de las estructuras de vivienda tienen más de 100 años y llevan sin repararse más de 50, porque ni pintura han recibido sus fachadas.

El colapso más reciente sucedió el pasado jueves, del cual resultó al menos un herido de gravedad, al desplomarse dos edificios y parte de un tercero en la avenida del Malecón en La Habana

En un reportaje del diario 14ymedio con fecha de hace casi dos años, se recogieron varios testimonios de albergados, quienes fueron evacuados tras graves perjuicios a sus viviendas a causa del sorpresivo tornado de La Habana. El artículo mostró las condiciones insalubres y de hacinamiento en las que convivían, en un viejo almacén de la escuela Villena Revolución.

Uno de los mayores problemas que ha tenido que sobrellevar la población cubana es precisamente la vivienda, y aún después de seis décadas, el Gobierno cubano no ha logrado solucionarlo.

Las autoridades reconocieron hace tres años un déficit de casi un millón de casas en Cuba, situación de gravedad que se pretendía aplacar en un plazo de 10 años, pero la escasez es un problema incluso más crónico, que abarca los materiales de construcción y, por tanto, mantiene aún a millones de familias sin noticias sobre cuándo podrán dormir bajo su techo.