Pese a que se está viviendo el peor rebrote de coronavirus en Cuba, el pueblo cubano continúa saliendo de sus casas para recorrer su ciudad de un lado a otro y hacer colas kilométricas, porque no queda otro remedio que correr el riesgo de contagiarse para poder sobrevivir a la severa crisis de alimentos que se ha estacionado a la vez de la crisis económica y la epidemiológica en el país.
Conseguir alimentos por estos días constituye una faena muy compleja, sobre todo si no se cuenta con Moneda Libremente Convertible (MLC) (un eufemismo para referirse a todas las divisas extranjeras que entran al país), pues, aunque las tiendas que operan en divisas no siempre están lo suficientemente abastecidas, sí acaparan los pocos productos que ingresan a la isla.
Odalis Rafael Martínez explicó que la mayoría de la población cubana se despierta pensando en la comida, en estrategias de búsqueda y compra, en preocupaciones por pocos recursos, en colas, en dinero. La cubana se refirió al día a día como una gran batalla en la que es muy probable la derrota, y donde la «comida es un trofeo».
Se quejó porque la mayoría de los cubanos solo pueden recurrir a esperar todo un día (o incluso más) en las colas de las «pocas tiendas que quedan» en CUP (pobremente abastecidas, pues un gran porcentaje de la mercancía a nivel nacional va a parar a las tiendas en MLC) y casi nunca uno puede alcanzar a comprar. Explicó entonces que esta es la razón por la que, el cubano que puede, compra todo o casi todo en el mercado negro: precios muy caros, pero allí se resuelve.
Por supuesto, la crítica escasez y el desabastecimiento de alimentos y de productos de primera necesidad en el país, unidos a la implantación de la Tarea Ordenamiento, han generado una subida de precios impresionante en el mercado lícito y en el ilícito, también producto de la inflación y la devaluación de la moneda nacional causadas por los fenómenos mencionados.
Detalló que como la mayoría de los productos comercializados en el mercado negro provienen de las tiendas en MLC, se deben pagar cantidades exuberantes para hacerse con un poco de puré de tomate, frijoles, pastas o queso (cuya variedad gouda ya se cotiza en 2.500 el bloque de 3 kilos). Por supuesto, este mercado se abastece de las tiendas en MLC porque el Estado ha dejado de vender todos estos productos en CUP.
Martínez lamentó que la realidad de la población cubana consiste en buscar otras formas para ganar dinero además de los salarios estatales, alegando que las raciones que le tocan a cada ciudadano en la bodega no son suficientes y todos los precios están por las nubes: la libra de arroz está a 40 CUP; la carne de puerco, 85 y 90; y todo es muy difícil de encontrar.
De igual forma, Alberto Rodríguez Otero reitera que hasta las viandas se han esfumado de la mesa de los cubanos, situación que ni el Período Especial tuvo que afrontar.
Ironizó cuestionando si todos los campesinos se contagiaron de coronavirus, porque no hay cómo explicar que escaseen productos agrícolas como la malanga o el boniato, incluso en medio de un crisis económica como la que enfrenta actualmente la isla.
El portal Cubadebate reportó que recientemente el Gobierno cubano admitió un paquete de 63 medidas para incentivar la producción alimentaria de la isla, con 30 de ellas declaradas de prioridad y otras de aplicación inmediata.
La nota estableció que la decisión de rebajar las tarifas eléctricas y de agua a los productores agrícolas destaca entre las propuestas, así como reducir el precio q los piensos nacionales y los bioproductos, asegurar la comercialización de carne bovina y el autoconsumo por parte de los trabajadores del sector después de cumplir el compromiso estatal.
La cubana Zelandia de la Caridad Pérez Abreu, por su parte, indicó que cada vez encuentra más difícil la búsqueda de alimentos para el consumo de su familia, alegando que el sustento económico es deficiente y la escasez de alimentos en los agromercados es también un gran problema, por no contar las dinámicas prohibitivas según las cuales solo los cubanos que tienen acceso a divisas extranjeras pueden comprar en tiendas especializadas, y el resto, a pasar hambre.
