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Cubanos reaccionan al anuncio del Gobierno de liberar la venta de carne de res a los ganaderos: «Quieren que le vendan al pueblo algo que no existe»

La transgresora y necesaria medida de, finalmente, autorizar a los ganaderos cubanos la venta liberada de sus excedentes de productos bovinos (carne, leche y productos varios de res), ha generado gran cantidad de reacciones en redes sociales por parte de la población cubana, la que aún no cree que el Gobierno cubano tomara esta decisión.

Luego de 6 décadas de estrictas prohibiciones y penalizaciones en este tema, el Gobierno cubano anunció un paquete de más de 60 nuevas medidas que permitirán una mayor producción de alimentos y una potencialización de la producción agrícola nacional, en la que se contemplaba dicha permisión.

Los productores, por su parte, calificaron de «tardía» esta regulación y manifestaron que se encuentran reticentes sobre la posibilidad de que estas medidas, por sí solas, solucionen el crítico panorama económico que se vive hoy en Cuba.

Esteban Abascal, líder de la Liga de Campesinos Independientes, aseguró que estas regulaciones debían haberse aplicado hace muchísimo tiempo, pues ahora poco van a hacer; tenían que haber servido de catapulta hacia una mejor economía, y no de salvavidas de la actual.

La medida en cuestión refiere que los ganaderos podrán vender libremente sus productos (en pos de suplir la amplísima demanda nacional de alimentos) solo y cuando hayan cumplido con la entrega estatal, pero el problema radica en que no existen excendetes porque escasean los insumos para producir.

El campesinado y la población cubana han demandado por 60 años la libre comercialización de productos de res, a lo que el Gobierno se ha mantenido indiferente y ha continuado castigando el sacrificio de reses y la venta de su carne y su leche, mientras continuaba también agotando las reservas nacionales de estos alimentos y destruyendo progresivamente las industrias vinculadas.

Abascal señaló, sobre la destitución de Gustavo Rodríguez Rollero como ministro de la Agricultura, que cambiar de dirigente no solucionará los problemas del país, porque la administración cubana lleva infestada y acostumbrada a la demagogia y al eufemismo por décadas, enorgulleciéndose de ocurrencias absurdas, carísimas y destinadas al fracaso (como la famosa Ubre Blanca y la moringa).

Aseguró que todo forma parte de una pantomima, una gran estratagema para ganar tiempo, sustituyendo ministros y funcionarios varios para que sirvan de chivo expiatorio y carguen con todas las culpas de un sistema político-económico crónicamente deficiente e incapaz.

La industria ganadera nacional (estatal o privada) está en profunda decadencia. Bajar los precios de los servicios básicos para los productores es una medida correcta, pero una que nunca se tuvo que haber tomado porque los precios de esos insumos nunca tuvieron que haber subido; fue algo ridículo.

Achacó que Acopio continúa siendo el problema de su gremio, pues lo comparó con el «señor feudal que va a recoger lo que no sembró», haciendo de intermediario y llenándose los bolsillos con los beneficios de los trabajadores.

La única salida a la crisis de producción de alimentos en el país, según Abascal, consiste en dar mayores libertades, porque el pueblo lo único con lo que cuenta en este momento «represión y miedo». La desmotivación corre a cargo de los descréditos contra los campesinos, lo que también genera una incredulidad muy grande respecto al Gobierno.

Los campesinos holguineros también se mostraron escépticos a las noticias, previendo cambios y recrudecimientos repentinos.

Javier, un productor de tomates, mencionó que no se tocó el tema de los créditos, «que es un dolor de cabeza», y Acopio seguirá rigiendo la comercialización. Además, las empresas estatales agropecuarias que son intermediarias continuarán vendiendo insumos a los campesinos al precio que escojan. Concluyó enfatizando que mientras la situación no cambie, el trabajador seguirá siendo el perjudicado y las alternativas radicarán en el mercado informal.

Luis, un tabaquero, se mostró preocupado por que no se menciona nada que tenga que ver con su cultivo entre las medidas, dado que anteriormente anunciaron revisiones a los precios de compra, y entre los altos de producción y las grandes necesidades actuales, los productores prefieren dedicar los cultivos a alimentos en vez de a tabaco.

La gran novedad consistió en el anuncio de la posibilidad, para los dueños de reses, de que se pueda sacrificar algunos ejemplares, siguiendo estrictos protocolos y en ciertas circunstancias. La medida, sin embargo, no generó la efusividad esperada, tras tantos años de prohibición, multas y prisión hacia los infractores.

El dueño de dos hectáreas dedicadas a cultivos varios, Carlos, opinó que se debe andar con cautela para chequear bien el terreno; si cuenta para todos los campesinos o solo para los que se dedican expresamente a la ganadería.

Finalizó su comentario aclarando que resulta bastante indignante para el que trabaja esperar por lo que decida el Gobierno que los campesinos pueden hacer o no con su propiedad, algo que siempre estará mal acerca de la administración de la isla.


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