La rápida y exponencial ampliación de la red de tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) aún genera grandísimo rechazo por parte de toda la población cubana, pues acaparan un porcentaje mayoritario del suministro de víveres con el que el Estado abastece el comercio estatal (y del que se nutre el comercio privado lícito e ilícito) y no están al acceso de la mayoría de los cubanos.
El usuario Barraza Alberto manifestó en Facebook su profunda indignación con “la decisión unilateral de imponer las tiendas en MLC” cuando las tiendas accesibles para la población (en CUP) quedan totalmente desabastecidas. El CUP es la única moneda nacional adquirida por concepto de salario.
Esta política ha asegurado que los cubanos de a pie queden desprovistos de muchísimos productos imprescindibles, como alimentos y artículos de aseo. El usuario criticó también al ordenamiento monetario, al que calificó de «fiasco».
Alegó que “los del gobierno no solo se burlaron de nosotros una vez más, sino que les ha gustado tanto el lucro que tienen con esas tiendas en la moneda del super criticado imperio, que siguen convirtiendo los pocos establecimientos que quedan en CUP y haciendo crecer más la desigualdad entre los muchos que no pueden acceder a ellas”.
El Gobierno cubano ha pretendido acaparar todas las divisas extranjeras que entran al país arrancándolas de los bolsillos de los ciudadanos, convirtiendo todos los comercios y servicios al pago en MLC para que no quede otro remedio que abastecerse de ellos.
Barraza recordó que los que cuentan con esas monedas en el país no las obtienen por haberlas ganado o trabajado, sino porque esas mismas personas que emigraron hacia un futuro mejor y que el oficialismo ha juzgado y castigado por 6 décadas, se las pueden enviar desde afuera.
El cubano añadió que está convencido de que ese dinero recaudado no se utiliza para beneficiar al pueblo ni al futuro del país, sino para mantener el estilo de vida de los más privilegiados de la cúspide de poder cubana.
Miguel Díaz-Canel aseguró en Televisión Nacional en julio de 2020 que su administración permanecería priorizando las ventas en CUP (promesa vilmente violada), que se vincularían los emprendedores cubanos a la producción y comercialización de muebles, ropa y calzado, y que gran parte de lo recaudado en las tiendas en MLC se destinaría a mantener y potenciar la industria nacional.
Casi un año más tarde, la situación nacional solo se ha agravado y la escasez y el desabastecimiento han alcanzado niveles críticos.
Tanto los productos esenciales como los caprichos se encuentran únicamente en las tiendas en dólares, y, a veces, ni siquiera, porque los que han podido, han arrasado con la oferta de esos comercios.
Barraza también achacó que la decisión de imponer esta modalidad de venta, de implantar unas reformas que solo han logrado disminuir significativamente el poder adquisitivo del cubano, de continuar lucrándose a costa de la miseria del pueblo, de agravar la crónica pobreza que ya Cuba experimentaba, y de mentir sobre que estas tiendas constituirían una solución momentánea, fue todo responsabilidad del Gobierno cubano, y no de los Estados Unidos (a los que siempre culpan por todo).
Su publicación recibió gran cantidad de reacciones de cubanos que compartían su criterio y se identificaban con su situación de enfado.
Edelma Perdomo Santiesteban apuntó que las tiendas que comercializan sus productos en MLC están desabastecidas, y las colas son interminables cuando ofertan algo que valga la pena, y precisó que parece no importar el riesgo de contagio en las colas, pero imponen multas después de las 7:00 p.m.
Por su parte, Rosmery Viera de la Cruz le dio la razón a Barraza, y sentenció que el Gobierno «está quedando muy mal» recordando lo anunciado en el programa Mesa Redonda al principio de la pandemia.
Diana Díaz Ramírez reconoció estar muy decepcionada con la situación, dado que en estas tiendas hay muchos productos que, por supuesto, no se pueden comprar en CUP, por lo salió indignada del local cuando tuvo la oportunidad de entrar a uno.
Para Yaimi Hernández, todo «es abusivo», recalcando que el panorama ha llegado demasiado lejos cuando el hambre maltrata y toda la comida está en MLC.
Estas unidades comerciales han provocado una oleada de quejas por parte del pueblo, tanto del que puede acceder a ellas como del que no.
En octubre del año pasado, Alejandro Gil Fernández, ministro cubano de Economía y Planificación, aseguró en la Mesa Redonda que se trataba de «una medida transitoria, que se ajusta al contexto actual y es necesaria pero no deseable».


