Eyonys González, residente en La Habana, mantiene un negocio desde su hogar en el que opera como intermediario para cambiar USD y CUP. Solo tiene que activar los datos móviles de su celular para recibir la notificación de que le ha llegado un monto determinado de criptomonedas y transferir entonces la cantidad de dinero que le ha llegado (menos su comisión) al destinatario en Cuba, todo desde su teléfono celular.
Así, González se dedica a recibir criptomonedas desde una billetera electrónica que alguien en el exterior de la isla ha abierto, y entrega la remesa a otro cubano residente en el país. Sus servicios y otros similares han visto un aumento increíble en su demanda porque los cubanos han notado que resulta una buena opción para burlar las restricciones impuestas por el Gobierno de Estados Unidos a la isla, las que impiden el envío de remesas hacia aquí.
González, de 33 años, quien estudió para ejercer como desarrollador de software, ha visto en el envío de monedas virtuales un negocio en alza en medio de la severa situación de crisis económica actual, pero estas constituyen un riesgo porque no son reguladas por ningún gobierno o entidad bancaria.
Aún así, la población cubana ha preferido recurrir a su uso, no solo porque constituye una de las muy pocas opciones para recibir remesas desde el exterior, sino porque también supone una manera de proteger ahorros de la inevitable devaluación del peso cubano.
La plataforma BitRemesas está expresamente creada para facilitar este tipo de transacciones.
Las criptomonedas, creadas en el año 2009, constituyen dinero totalmente virtual y no están respaldadas por oro como el resto de las divisas conocidas.
No existen las cifras sobre la cantidad de estas monedas que se ha movido o que se está moviendo en Cuba, pero especialistas han asegurado que su uso aumentó cuando fueron impuestas las sanciones de la administración de Donald Trump a la isla, cuando la persecución al comercio entre Cuba y empresas estadounidenses aumentó, los servicios de Western Union en la isla fueron cancelados, y sumado está que las mulas, debido al coronavirus, ya no podían transportar dinero en físico.
BitRemesas comenzó a operar el 1ro de octubre de 2020 y ahora cuenta con más de 5.000 miembros, según explicó Erich García, un programador de 33 años y uno de los desarrolladores del sitio.
El uso y desarrollo de la tecnología vinculada a las criptomonedas ha escalado de forma impresionante en los últimos dos años, con comercialización incluso mediante redes sociales, gracias a que Cuba gradúa cada año a miles de programadores, cibernéticos e ingenieros que han potenciado y promovido su implementación.
García señaló que el atractivo que presentan radica en que permiten enviar dinero “desde cualquier parte del mundo”, sin que “medie ningún banco”.
Opera de la siguiente manera: un indivisuos en el exterior abre una billetera electrónica, para lo que hay muchos sitios web en internet, y adquiere criptomonedas para después enviarlas junto a los datos del beneficiario en Cuba a través de BitRemesas.
La plataforma ofrece de inmediato ese cambio a algunos de sus miembros asociados a la página en Cuba, y estos convierten el envío en moneda de circulación local para pagar a quien corresponda.
Entre las criptomonedas más populares en la isla se encuentran Bitcoin, Ethereum, Litecoin y USDT, las cuales son más funcionales porque no existen límites para los montos, y el valor de cambio se determina según la ley de oferta-demanda. Actualmente, por ejemplo, 100 dólares en criptomonedas equivalen a alrededor de 86 si en la transacción hay un banco de por medio, dinero que se puede usar en las tiendas en MLC gracias a tarjetas magnéticas.
Si, por el contrario, el receptor desea dinero en efectivo, se realizaría a través de un giro postal o en mano, y por 100 dólares en criptomonedas, saldría con 3.500 CUP, aunque la diferencia la pone el mercado, porque el cambio estatal lo cotiza en 2.400 CUP y el informal, en 4.700 CUP.
Reportes a la AP en Centroamérica, Chile y Argentina han indicado que es cada vez más popular el uso de criptomonedas.
Alejandro Gil, ministro de Economía, señaló en 2019 que la isla se encontraba evaluando la aplicación de criptomonedas “en las relaciones comerciales nacionales e internacionales”, teniendo en cuenta las sanciones impuestas por la administración Trump; sin embargo, por el momento el Gobierno no ha anunciado ninguna disposición definitiva al respecto.
Arturo Lopez Levy, profesor de Holy Names University en California, comentó a la AP que se torna evidente que las criptomonedas «constituyen un reto para el gobierno cubano que tiene una visión estatista, pero también para el gobierno norteamericano que tiene hacia Cuba una postura de sanciones”.
López-Levy consideró que hasta ahora no existen “actores privados” en Cuba con el potencial que requiere generar un gran negocio con este dinero, pero sí hay márgenes de ganancias, especialmente en el contexto cubano, de lo que las personas han aprendido a aprovecharse.
Por su parte, Mauricio de Miranda Parrondo, economista y académico de la Universidad Javeriana, Cali en Colombia, opinó que la isla debería enfocarse en sus problemas productivos en lugar de pretender solucionar la depresión económica con monedas digitales.
En general, los gestores de estas monedas reconocen los riesgos que conllevan a nivel de operaciones engañosas o posibles sanciones externas, pero también están conscientes del alivio que les propinó su uso, por lo que advierten que van a continuar y a aumentar su empleo.
